Visitando las altas montañas selenitas.
Cuando imaginamos la superficie lunar, lo más habitual es pensar en cráteres, llanuras y polvo. No es una visión muy alejada de la realidad en términos generales, pero es hasta cierto punto incompleta, ya que nuestra compañera de viaje es más compleja, con formaciones geológicas mucho más notables en su espectacularidad, pero que paradójicamente suelen pasa desapercibidas, al menos para el público general. Y una de ellas son sus altas montañas, algunas de las cuales, especialmente las habitan en el polo sur, pueden rivalizar con las más altas de la Tierra.
Dentro del nuevo programa de exploración lunar de la NASA, y que se enmarca en este nuevo interés por La Luna que están mostrando diversas naciones, se está creando un completo mapa topográfico del polo sur lunar, la región que centra el interés de las agencias espaciales por sus reservas de agua helada, y por tanto posiblemente el mejor lugar para algún tipo de asentamiento o base permanente. Y allí se puede encontrar algo poco conocido fuera de ámbito científico, montañas (o macizos lunares, como de las conoce) que rivalizan con el Everest. Lejos de terrenos lisos o algunas pequeñas pendientes, los futuros selenitas tendrán también retos semejantes a los que afrontan los alpinistas terrestres.
Dos son estos macizos que atraen la atención. Uno de ellos es Malapert, que está en la lista de posibles objetivos de exploración humana, y que conjuntamente con los cráteres que llenan la región, muestra desniveles extremos. Así, entre su cima y el fondo del vecino cráter Haworth, existe una diferencia de hasta 8 kilómetros, dato aún más interesante si se tiene en cuenta que viajar de uno a otro es una de las propuestas de exploración para el futuro. Otro es Leibnitz β, el macizo más elevado de la región, no muy lejos del anterior, por encima de los 6 kilómetros con respecto al nivel medio lunar y que excede de los 10 kilómetros con respecto al fondo de cercano cráter Shoemaker.
La Luna no tiene placas tectónicas, que es la fuerza detrás de las terrestres, por lo que su creación está ligada a grandes impactos. Este parece el caso de nuestras protagonistas, ligadas seguramente a la formación de la inmensa cuenca de impacto Aitken, que condicionó totalmente la naturaleza de esta región. Otras cadenas montañosas, situadas en zonas más ecuatoriales, también parecen estar ligadas a este tipo de cataclismos. Lugares que sin lugar a dudas ofrecerán maravillosas vista a los primeros que las escalen.
Corte topográfico de Leibnitz y Malapert, comparado con el Everest.
Topografía del polo sur luna. En la parte superior derecha se elevan las dos zonas montañosas protagonistas de esta historia.
Los Montes Apenninus, la mayor cadena montañosa de la Luna, con más de 600 kilómetros de longitud y alturas de hasta 5.5 kilómetros. Se cree que son los restos de una inmensa cuenca de impacto, responsable del nacimiento del Mare Imbrium, hace unos 3800 millones de años.
Comparing Mountains on the Moon to the Earth’s Peaks
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