Aunque el vacío del espacio es aproximadamente mil veces superior a cualquier vacío que pueda generarse en un laboratorio terrestre, dista de estarlo por completo. El Sol libera un flujo constante de partículas, el llamado viento solar, que se expande hasta más allá de la órbita de Plutón, hasta que se debilita la distancia y la consecuente dispersión lo debilita tanto que ya no puede superar la presión del medio interestelar. Es la frontera de la influencia directa de nuestra estrella, dejando de lado la gravitatorio, y la que cruzó en su momento la Voyager 1.
Un vendaval constante, pero que en ocasiones se ve sacudido por oleadas de partículas conocidas como eyecciones de material coronal o CMEs, que arrastran con ellas el campo magnético solar. La densidad, velocidad, y la temperatura de estas partículas, así como la dirección y la fuerza de los campos magnéticos integrados, conforman lo que se conoce como tiempo espacial. Son las tormentas que sacuden el Sistema Solar, como las terrestres azotan nuestro mundo.
Son una pieza fundamental para comprender nuestro sistema planetario, y ser capaces de conocer como funciona, como y cuando se origina, y con ello saber predecirlo, uno de los grandes objetivos de la astronomía moderna. Un duro trabajo, en el que tantos observatorios solares se han lanzado y trabajan duramente para adentrarse en los misterios del Sol, fuente última de todo, y donde las sondas interplanetarias puede representar una ayuda extraordinaria, rompiendo las limitaciones de nuestro planeta y su órbita, ofreciendo mediciones desde puntos mucho más lejanos, pequeños puntos en la nada, pero de valor insustituible. Y en esto los astrónomos han tenido a la New Horizons a una de sus mejores aliadas.
Desde antes de su llegada se habían levantado diversas simulaciones sobre lo que la sonda podría experimentar una vez sobrevolara Plutón, y ahora se presenta la última de ellas, la más avanzada hasta le fecha: "Iniciamos la simulación en Enero de 2015, debido a que las partículas que pasaron por Plutón en Julio de 2015 tomaron unos seis meses para hacer el viaje desde el Sol", explica Dusan Odstrčil, estudioso del tiempo espacial en Goddard, que creó el modelo de Enlil. El modelo de Enlil, llamado así por el dios sumerio del viento, es uno de los modelos principales que se usan para simular el entorno espacial cercano a la Tierra y es la base para esta nueva simulación de lo que se encontró la New Horizons.
El resultado ahora presentado es la visión más completa hasta la fecha, ya que rastrea las CMEs en un periodo temporal mucho más amplio que cualquiera anteriormente. Debido a que las partículas deben viajar durante muchos meses antes de alcanzar Plutón, con el tiempo se expanden y concluyen con otras, al tener diferentes velocidades, para formar nubes más grandes de partículas y campo magnético. Estas a su vez se extienden a medida que viajan lejos del Sol, formando formas de anillos delgados en el momento en que llegan hasta este pequeño mundo, muy diferente de la típica forma de "globo" que tienen en la vecindad de nuestro planeta. Es lo más cercano a un parte meteorológico interplanetario que jamás hemos tenido.
Por ahora. Algún día, en un futuro lejano, cuando la Humanidad se haya (esperemos) expandido por el Sistema Solar, seguramente serán tan valiosos como lo pueden ser para nosotros los predicciones del tiempo actuales.
Scientists Simulate the Space Environment During NASA's New Horizons Flyby
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