La ISRO establece Marzo de 2018 como fecha para el lanzamiento de la sonda Chandrayaan 2.
La Luna es el nuevo horizonte de las potencias emergentes, y La India, después del relativo éxito de su sonda Chandrayaan, seguido del extraordinario éxito de la marciana Mangalyaan, apunta de nuevo hacia nuestro satélite, siguiendo en muchos aspectos el camino abierto por China. Esa primera sonda ofreció una enorme experiencia a la agencia espacial india, un aprendizaje que ahora esta tomando parte en la que será su misión fuera de la órbita terrestre más ambiciosa de su historia. Una orbitador, un módulo de superficie y un pequeño rover conforman la Chandrayaan 2, y en apenas 4 meses podríamos verla partir.
Si todo sigue lo previsto por la ISRO, la sonda despegará a bardo de su nuevo cohete lanzador GSLV Mk 2, el único que puede elevar hacia la órbita requerida una sonda con una masa, sumando sus tres componentes, de 3250 kilogramos,
mucho más grande que los 1300 kilogramos de
Chandrayaan y Mangalyaan, y que utilizaron el mucho más pequeño PSLV. Chandrayaan-2 se colocará en una órbita elíptica de estacionamiento alrededor de la Tierra, que a lo largo de las semanas irá elevando su apogeo con una serie de encendidos de su impulsor Eventualmente, será lo suficientemente alto como para saltar a una trayectoria de transferencia lunar. Primero en una órbita elíptica, la sonda irá frenando hasta reducirla a una circular a 100 kilómetros sobre la superficie.
Llegará entonces el momento de que La India de intentar su primero alunizaje. Tras separarse de la sonda, y a una altitud de 7 kilómetros, el módulo de aterrizaje tomará fotografías de la superficie lunar y determinará su posición y velocidad relativas en comparación con sus mapas de la región. Eso le permitirá determinar de manera autónoma la trayectoria necesaria para llevarlo hacia la ubicación elegida, aunque se detendrá a unos 100 metros por encima, donde permanecerá estacionario mientras rastrea la zona en busca de cualquier peligro potencia, eligiendo el punto más seguro.
Una vez elegido descenderá lentamente hasta que llegue a solo 2 metros de altura, momento en que se apagarán sus impulsores y caerá libremente, siendo sus cuatro patas de aterrizaje las encargadas de absorberán el impacto, aunque este, debido a la débil gravedad lunar, será muy tenue. El rover saldrá del módulo poco después para aprovechar al máximo su breve misión principal de dos semanas, aunque siempre existe la posibilidad de que sobreviva más tiempo. Cada uno de ellos dispondrá de sus propios instrumentos científicos, y mientras el primero estudiará los posibles terremotos, las propiedades térmicas del suelo y la densidad del plasma sobre la superficie a lo largo del día, y que se cree está detrás del fenómeno de la levitación del polvo lunar (que podría representar un problema para una presencia humana de larga duración), el rover de dedicará al estudio de la composición del terreno.
Por su parte la sonda propiamente dicha permanecerá en una órbita polar, siguiendo el estudio lunar comenzado por su predecesora, y ampliando todo lo que logró en temas como el mapeado de la superficie, su composición o la posible presencia de agua. Si todo cumple el plan previsto y esta ambiciosa misión lunar alcanza sus objetivos mínimos, el siguiente paso será el envió de una nueva, esta vez con la intención de traer muestras a la Tierra, siguiendo así el camino abierto por China, que por su parte lanzará a la Chang'e-4 rumbo a la cara oculta. 2018 promete ser un año lleno de emociones lunares.
El largo viaje de la Chandrayaan 2 hasta La Luna.
El momento de la verdad, cuando el módulo de aterrizaje se separe de la sonda, iniciando su viaje hasta la superficie.
La Chandrayaan 2 en su configuración de lanzamiento.
El módulo de aterrizaje y el pequeño rover que transporta.
India's Chandrayaan-2 mission preparing for March 2018 launch
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