El viajero interestelar sigue su camino hacia las estrellas. Tal como un día llegó se aleja de nosotros, regresando para siempre a la oscuridad de donde surgió, y por ello se está estudiando de forma continua, intentando extraer de el toda la información posible antes de que sea demasiado tarde. Un trabajo que está dando sus frutos, entre ellos ajustar su trayectoria, su alargada forma o que tiene un color rojizo, entre otros aspectos. A estos resultados se le añade otro, más bien una suposición a partir de la forma en que está reflejando la luz solar, pero que parece bastante sólida y coherente con lo que sabemos otros cuerpos lejanos que si forman parte del Sistema Solar.
Es un equipo liderado por Alan Fitzsimmons y Michele Bannister, de la Facultad de Matemáticas y Física de la Queen's University de Belfast, el que afrontó la tarea de crear un perfil de Oumauamua y desveló "que su superficie es similar a los pequeños cuerpos del sistema solar que están cubiertos de hielos ricos en carbono, cuya estructura se modifica por la exposición a los rayos cósmicos", explica Fitzsimmons. "También descubrimos que una capa de material rico en materia orgánica de medio metro de espesor podría haber protegido un interior similar a un cometa, rico en hielo y agua, de vaporizarse cuando el objeto era calentado por el sol, incluso si se calentaba a más de 300 grados centígrados", lo que explicaría porque no presentó actividad alguna cuando pasó cerca del Sol y motivo por el cual se le consideró un asteroide. Ahora estos resultados reabren la opción de que estemos ante un antiguo cometa.
Oumauamua , un viajero interestelar, ha estado expuesto a los rayos cósmicos durante millones, o incluso miles de millones de años, lo que habría sido suficiente para generar una capa aislante rica en materia orgánica en su superficie, si esta era de diversos tipos de hielo. Teniendo en cuenta que en el Sistema Solar los cuerpos helados son mucho más abundantes que los rocosos, y que por tanto este seguramente habrá expulsado hacia las estrellas muchos más de los primeros, resulta mucho más probable que esta sea también la naturaleza de este visitante fugaz.
El evidente parecido, dejando de lado su forma ciertamente curiosa, con los helados miembros más lejanos de nuestro sistema planetario, es igualmente importante de destacar."Resulta fascinante que el primer objeto interestelar descubierto se parezca tanto a un mundo diminuto de nuestro propio sistema doméstico. Esto sugiere que la forma en que se formaron nuestros planetas y asteroides tiene una gran afinidad con los sistemas alrededor de otras estrellas". Un enviado de otro Sol que nos recuerda que allí fuera, más allá de nuestras fronteras, se extiende un océano casi ilimitado de otros mundos, otros sistemas planetarios con su propia historia, pero al mismo tiempo, en esencia, son iguales que el nuestro. Oumuamua y su posible escudo es una evidencia directa de ello.
El visitante moviéndose sobre el fondo de estrellas, del cual vino y hacia el cual está regresando para no volver jamás.
El asteroide Oumuamua, protegido por un escudo de materia orgánica
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