Hubo un tiempo en que el Sistema Solar era algo único, casi un milagro a escala cósmica. Después, con el descubrimiento de los primeros mundos en otras estrellas, siguió conservando algo de su singularidad, ya que ninguno de los nuevos sistemas planetarios se aproximaba a la complejidad del nuestro. O sería mejor decir que no eramos capaces de captarla. Hasta ahora. Poco a poco vamos avanzando, y con cada paso nuestro pequeño hogar estelar ya no parece tan único. Y eso, aunque no le guste a nuestro arraigado egocentrismo, siempre presente en algún rincón de nuestro corazón, es una gran noticia.
Kepler-90i es lo que se llama una supertierra, a unos 2.545 años-luz de distancia, con un diámetro 30% mayor que el de nuestro planeta, orbitando su estrella una vez cada 14 días terrestres y una temperatura superficial no muy diferente a nuestro Mercurio. En realidad podría añadirse simplemente como uno más de los ya miles de exoplanetas detectados, pero tiene dos cosas que lo hacen especial para nosotros: Es el 8º de su sistema, lo que lo iguala al nuestro, y es el primero detectado no ya por mano humana, sino por una IA, una inteligencia artificial que está aprendiendo a descubrir nuevos mundos en el mar de datos que sigue enviado el telescopio Kepler.
"Tal como esperábamos, hay descubrimientos emocionantes acechando en nuestros datos archivados de Kepler, esperando la herramienta o tecnología adecuada para desenterrarlos", explica Paul Hertz, director de la División de Astrofísica de la NASA en Washington."Este hallazgo muestra que nuestros datos serán un tesoro disponible para los investigadores innovadores en los próximos años". El descubrimiento se produjo después de que los investigadores Christopher Shallue y Andrew Vanderburg entrenaron una computadora para que aprendiera cómo identificar exoplanetas en las lecturas de luz registradas por Kepler. Una "red neuronal" artificial se zambulló a través de los datos de Kepler y encontró señales de tránsito de un 8º planeta previamente perdido que orbita alrededor de Kepler-90.
Un logro que seguramente llevará a una avalancha de nuevos hallazgos. El tesoro de dato reunidos por Kepler en estos 4 años consiste nada menos que en 35.000 posibles señales planetarias. Las pruebas automatizadas y los ojos humanos se utilizan para verificar las señales más prometedoras. Sin embargo, las más débiles a menudo se pierden, como le ocurrió al protagonista de esta historia. Una IA capaz de detectar rápidamente esas tenues señales que se nos pueden pasar por alto, aprendiendo con cada error, y por ello cada vez teniendo mayor proporción de aciertos, tiene un potencial inimaginable en la caza de otros mundos. En un futuro, cuando nuevos observatorios generen un caudal inmenso de información, quizás solo ellas sean capaces de procesarlas con la rapidez y precisión requerida. Lo que hoy en un aconteciendo posiblemente sera la norma.
Nuestro Sistema Solar ya no es el mayor conocido. Ciertamente su extensión es mucho mayor que el de Kepler-90, con sus planetas concentrados en un área mucho menos, pero a efectos prácticos nuestra familia de 8 planetas ya no tiene en exclusiva ese título. Ciertamente existe el teorizado 9º, que de descubrirse le permitiría recuperar esa primera posición. Pero incluso si así fuera seguramente solo sería temporal. No somos únicos, no al menos en este aspecto. Siempre le quedará nuestro pequeño y hermoso mundo azul,un lugar único lleno de una vida que no parece existir en ningún otro lugar. Al menos de momento.
El sistema Kepler-90 y sus 8 planetas, comparados con los 8 planetas del Sistema Solar.
Artificial Intelligence, NASA Data Used to Discover Eighth Planet Circling Distant Star
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