viernes, octubre 23, 2015

Un lugar llamado Oxia Planum

Seleccionado la primera opción como zona de aterrizaje del rover ExoMars.

Mientras la gran rover la NASA, de forma coloquial llamado Curiosity 2.0 por estar basado en el que actualmente explora el cráter Gale, está dando sus primeros pasos para convertirse en una realidad tangible en 2020, otro explorador móvil, más pequeño pero con objetivos tan o más trascendentales si cabe, está también cruzando su propio camino hacia el planeta rojo. Previsto para 2018, aunque no se descarta que se retrase hasta 2020, será la culminación a un proyecto europeo, inicialmente de la mano de los EEUU, pero ahora con Rusia como compañera de viaje, que deberá tener en unos pocos meses su inicio con el lanzamiento de la la sonda TGO y el módulo Schiaparelli. Un proyecto por "tierra y aire" que representa todo un desafío para la ESA, y un enorme salto adelante si se logra con éxito.

Conocido como rover ExoMars, su objetivo es la búsqueda de evidencias de vida marciana, pasada o presente, buscándose para ello una zona con rocas antiguas (y por tanto una ventana al pasado) y donde el agua líquida fue una vez abundante. Un taladro es capaz de extraer muestras de hasta 2 metros por debajo de la superficie, alcanzado capas protegidas de un ambiente exterior hoy día claramente hostil a la vida, será la herramienta clave, una capacidad de adentrarse en el subsuelo que supera a cualquier otro explorador anterior o actual, incluido a Curiosity. Por ello la elección del lugar, que además debe tener las condiciones para asegurar un aterrizaje seguro (tan seguro como puede ser aterrizar en otro mundo) debe disponer de potenciales objetivos dentro del alcance del tiempo asignado a su misión primaria, es un paso capital, una dura lucha entre objetivos todos ellos interesantes, cada uno con su grupo de defensores, de la cual solo puede quedar uno.

Y para ExoMars esta larga espera para saber donde parece haber llegado si no al final, si que al principio del final. Aram Dorsum, Hypanis Vallis, Mawrth Vallis y Oxia Planum eran los 4 finalistas, todos ellos reunían las condiciones para ganar, pero finalmente es este último lugar el elegido. No es algo definitivo, sino más bien la recomendada por el grupo de trabajo como opción prioritaria. Pero parece dificil que la ESA y Roscosmos, que deben anunciar definitivamente el punto elegido 6 meses antes del lanzamiento, no sigan esta recomendación, consensuada tanto a nivel científico como técnico. Solo observaciones posterior que indicaran algún posible riesgo no conocido actualmente podrían cambiar la elección. Para ello Aram Dorsum y Mawrth Vallis tienen el premio de consolación de haber sido marcados como lugares "de reserva", alternativas en caso de que la principal terminara siendo imposible.

"Nuestros análisis preliminares muestran que Oxia Planum parece satisfacer las estrictas restricciones de ingeniería, mientras que también ofrece oportunidades muy interesantes para estudiar, in situ, lugares donde pueden haberse conservado firmas biológicas", explica dice Jorge Vago, científico del proyecto de la ESA. La región contiene una de las mayores exposiciones de rocas antiguas del planeta, de unos 3.900 millones de años, y son ricas en arcillas, lo que indica que el agua jugó en su momento un papel importante. Además un período de actividad volcánica pudo haber cubierto los primeras arcillas y otros depósitos acuosos, protegiendo para la posteridad posibles señales de vida de las  duras condiciones de radiación y oxidación de la superficie, y sólo han sido expuestos por la erosión en los últimos cientos de millones de años.

"En comparación con la selección de sitios de aterrizaje para misiones anteriores, que se basaban principalmente en la morfología de los sitios candidatos, estamos hoy en una posición mucho mejor para entender la mineralogía de los diferentes lugares", añade Jorge. "Esto nos coloca en la mejor posición para elegir los sitios que ofrecen acceso al material más antiguo y prístino, que no sólo conservaría un registro de Marte primitivo, sino que sería representativo de los procesos que ocurrieron en todo el planeta. La de hoy fue una decisión difícil, dada la calidad de todos los sitios, pero ya miramos hacia la próxima etapa de análisis a medida que nos acercamos al momento del  lanzamiento de esta apasionante misión: Nuestra rover buscará firmas biológicas moleculares en el subsuelo por primera vez".

El camino para ExoMars ya está marcado. Ahora solo queda esperar la confirmación de que Oxia Planum será la elegida definitivamente, así como saber si veremos su despegue en 2018, como estaba previsto inicialmente, o deberemos esperar hasta 2020.

Conociendo un poco más a fondo Oxia Planum.

Las posibles elipses de aterrizaje, tanto en 2018 como en 2020 en caso de que fuera necesario aplazar 2 años el lanzamiento.

ExoMars será el primer rover europeo en otro mundo, y un nuevo intento de aterrizar suavemente en Marte después del fracaso de la Beaggle. Si lo logra, su capacidad de alcanzar capas situadas varios metros por debajo de la superficie y por tanto protegidas de la radiación debería darnos una respuesta sobre si hoy día aún existe algún tipo de vida, o al menos si la hubo en el pasado.

Landing site recommended for ExoMars 2018

2 comentarios:

Anton dijo...

El Rover europeo que se ve en la fotografía no existe, correcto? Me refiero a que ni siquiera se ha comenzado a construir... Hace como unos 5-10 años se hizo una exposición donde mostraron un prototipo, pero desde entonces nada de nada... Creo que una misión en 2018-20 es apuntar alto cuando ni siquiera tienen un Rover en condiciones.

Tokaidin dijo...

Se supone que está en las primeras etapas de diseño y construcción, aunque han existido problemas presupuestarios que lo han retrasado, de ahí qu,e aunque la fecha prevista es 2018 es posible que se retrase hasta la siguiente ventana de lanzamiento, en 2020.

Que será una realidad es indiscutible, demasiado interés existe en la ESA y sobretodo en roscosmos para completar el proyecto para detenerse ahora, pero veremos la fecha final.

De momento tenemos la parte orbital del proycto, la sonda TGO y el módulo Schiaparelli, ya terminados y que se lanzarán a principios de año. Después tocará esperar.