sábado, octubre 17, 2015

En el corazón de tierras septentrionales

El reciente sobrevuelo sobre el Polo Norte de Encelado nos revela un terreno lleno de información y enigmas.

La lleva fotografiando desde hace años, habiendo acumulado hasta la fecha nada menos que 19 sobrevuelos de este pequeño y fascinante mundo. Solo hay que ver todo lo logrado por la New Horizons en Plutón con uno solo para entender el colosal trabajo realizado por este misión. Y pese a ello, por extraño que resulte, aún existía terreno sin cubrir, territorios que, aunque conocidos, distaban de estar tan estudiados como el resto.

Cuando Cassini llegó a Saturno en 2004, su hemisferio Sur acababa de pasar por el solsticio de Verano, lo que significaba que tanto su región polar austral, como las de todas sus lunas, se bañaban en luz solar continua, mientras que las grandes áreas de sus respectivos polos Septentrionales estaban bajo una oscuridad permanente. El Equinoccio ocurrió en agosto de 2009, con lo que la luz solar alcanzó todos los Polos Norte por primera vez en una década. Incluso entonces esta era muy escasa, incidiendo de forma muy perpendicular, creando largas sombras que oscurecían el terreno. Es sólo ahora, cuando nos aproximamos rápidamente a final de su misión, que estábamos en condiciones de observar realmente con buen detalle el resto del Norte de Encélado, y compáralo con el Sur.

En un primer momento parece que nos encontramos ante un lugar antiguo y carente de actividad, lleno de cráteres de todos los tamaños. Un lugar aparentemente aburrido, dejando de lado el misterio que representa que sea tan diferente al Sur. Sin embargo una mirada más atenta nos cuenta una historia muy diferente.

Los mayores de todos ellos, especialmente un trío llamando Dunyazad, Shahrazad, y al-Haddar, muestan que las cosas no son tan simples, ya que su fondo parece no solo extrañamente fracturado sino también que se hubiera elevado, formando una cúpula. Y cuanto mayores son, más claro resulta. Eso sugiere que la corteza superior de Encelado es bastante dura, pero a medida que descendemos por ella el hielo que la forma es capaz de fluir a lo largo de escalas de tiempo geológico, en mayor proporción cuanto a más profundidad. Posiblemente, cuando se formaron estos cráteres, el hielo fluyó hacia la superficie intentando llenar el vacío, pero la capa superior, más rígida, se resistió a ceder totalmente. Retrocedió, y en el proceso se fracturó en formas poligonales, pero no llegó a romperse del todo, impidiendo así que el hielo de debajo pudiera salir. Es la crónica de una puerta que nunca se terminó de abrir del todo.

Aún más notables son las series de fracturas que recorren toda la región. Ya se conocían, pero estas imágenes las muestra de forma más clara, indicando que son, a escala geológica, más jóvenes de lo que se creía inicialmente.Es posible que sean producto de movimientos de la corteza de hielo, aunque la respuesta definitiva sigue sin estar clara.

En definitiva, esta incursión en el Polo Norte de Encelado, nos mostró una región lógicamente menos activa que su contrapartida del Sur, pero lejos de ser la zona "muerta" que podíamos estar tentados de pensar que era, viendo imágenes anteriores tanto de Cassini como sobretodo de la Voyager 2, que en 1981, y a una resolución mucho menor, tanto por tener un instrumental inferior, como por pasar a mucho mayor distancia, también pudo observar. Las mismas fuerzas que sacuden el Sur también golpean en el Norte, aunque con consecuencias mucho menos evidentes.¿Por qué son tan diferentes ambas regiones? Como se explica que la actividad se concentre de forma tan espectacular en el Sur, si todos los indicios señalan la existencia de un océano global? Podría ser que la corteza en el Norte fuera más gruesa que en el Sur, lo que explicaría tal diferencia, pero esa respuesta genera al mismo tiempo la inevitable pregunta del motivo de tal diferencia, por lo que casi regresamos al punto inicial. 

Encélado sigue siendo un puzzle complejo y extraño, del que ahora, gracias a esta visita a zonas poco exploradas, tenemos unas cuantas piezas más, con las que los científicos deberán "jugar" los próximos años buscando el encaje que les de la respuesta definitiva.


Dunyazad, Shahrazad y al-Haddar. Se aprecia como sus respectivos fondos se elevaron, formando una cúpula agrietada. Señal de un flujo de hielo suficientemente líquido para moverse hacia la superficie, pero sin la suficiente fuerza para romper la dura corteza que aún lo separaba de ella. A su alrededor una red de pequeñas grietas de origen desconocido, quizás fruto de movimientos geológicos de la corteza a escala global, quizás otro motivo aún por descubrir.

El caótico Polo Norte de Encelado, lleno de fracturas y cráteres con el fondo elevando. Revela una historia más compleja de lo que podríamos haber imaginado.

Las imagenes Raw (aún sin tratar, tal como llegan desde la sonda) del encuentro E20 de Cassini con Encelado.

Encelado desde las Voyager. La 2 fue la que más se aproximó, en un momento en que era el Norte el que se encontraba bajo la luz solar, aunque su resolución inferior impidió ver más detalles. También la privó de descubrir primero lo que ocurría en el Sur, de vislumbrar sus grandes géisers de vapor de agua congelada, aunque si captó detalles que mostraban que la superficie podía ser activa y estar en renovación.

Filling in the Enceladus map: Cassini's 20th flyby

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