Tendemos a imaginarlos como simples rocas viajando alrededor del Sol sin mayor importancia más allá de saber si alguno de ellos, en algún momento, podría representar un peligro para La Tierra. Sin embargo para los astrónomos siempre han sido objetivos especialmente importantes, dada su condición de restos de la turbulenta historia primigenia del Sistema Solar, por lo que su estudio, visita y extracción de muestras para traerlas a nuestro planeta está entre sus prioridades. No solo eso, a medida que hemos acumulado encuentros cercanos hemos podido ser testigos de que son mucho más complejos de lo que pensábamos, demostrando que detrás de cada uno de ellos esconde una historia que merece de ser estudiada.
Una de las misiones más extraordinarias en este terreno fue la de la sonda japonesa Hayabusa, que alcanzó, aterrizó y fue capaz de traer de regreso muestras (aunque en cantidades extremadamente pequeñas) de Itokawa, en un viaje épico lleno de obstáculos y problemas que, de momento, es el mayor éxito de la exploración interplanetaria de Japón, hasta el punto de que una Hayabusa-2 podría ser lanzada este mismo año. Sus imágenes mostraron un asteroide de forma extraña, como de cacahuete, lo que de por si resultaba un pequeño misterio. ¿Podríamos estar en realidad ante 2 asteroides, unidos por la gravedad y con una capa de restos común?
Era un cuerpo digno de estudio, y por ello un equipo científico liderado por Stephen Lowry (Universidad de Kent, Reino Unido) utilizó el telescopio NTT (New Technology Telescope) de la ESO, en el Observatorio La Silla, en Chile, para medir, entre 2011 y 2013, sus variaciones de brillo a medida que rotaba sobre si mismo, con el objetivo último de desvelar su estructura interna gracias a lo que se conoce como efecto YORP (Yarkovsky-O’Keefe-Radzievskii-Paddack), que tiene lugar cuando la luz que llega del Sol es absorbida y se reemite desde la superficie en forma de calor. Cuando la forma del asteroide es muy irregular este no se irradia de manera uniforme y esto genera una pequeña, pero continua, torsión en el cuerpo que altera su giro.
Las mediciones mostraron como el efecto YORP aceleraba lentamente la velocidad a la que gira Itokawa, aunque a un ritmo extremadamente lento (unos 0,045 segundos al año). Pero lo importante es que estos datos son muy diferentes a la esperado, y solo puede explicarse si las dos partes del asteroide en forma de cacahuete tienen densidades muy diferentes."Es la primera vez que hemos sido capaces de determinar cómo es el interior de un asteroide" explica Lowry."Podemos ver que Itokawa tiene una estructura interior muy variada. Este descubrimiento supone un avance muy importante en nuestra comprensión de los cuerpos rocosos del Sistema Solar".
Una posibilidad es que Itokawa esté formado por lo que inicialmente era un asteroide doble, que chocaron y se fusionaran en uno solo, aunque manteniendo su "caracter" independiente. Las especulaciones sobre su origen, pero, solo acaban de comenzar."Descubrir que el interior de los asteroides no es homogéneo tiene implicaciones de amplio alcance, especialmente para los modelos de formación de asteroides binarios. También podría ayudar en los trabajos que se desarrollan para reducir el riesgo de colisión de asteroides contra la Tierra, o con los planes de futuros viajes a estos cuerpos rocosos".
Este pequeño viajero interplanetario esconde, como vemos, una compleja historia, y posiblemente lo mismo podemos decir de muchos otros. Lejos de ser cuerpos celestes aburridos que reciben mucha más atención de la que merecería resultan objetivos científicos de primer orden, y por ello tendrán un protagonismo importante los próximos años, con el lanzamiento de las sondas Hayabusa 2 y la americana OSIRIS-REx. Y más allá, en un futuro a medio y largo plazo, quizás seamos testigos de misiones aún más ambiciosas.
Las claras diferencias de densidad deducidas a partir de las ligeras variaciones en su velocidad de rotación.
El New Technology Telescope o NTT, inaugurado en 1989 y una lente principal de 3.58 Metros.
Itokawa visto por la Hayabusa.
La sombra de la sonda proyectándose sobre el asteroide, en una de las imágenes más espectaculares de la historia reciente de la exploración espacial.
Itokawa sobre París, una representación astrística que permite tener una idea de su pequeño tamaño. Esto no impide, como vemos ahora, que tenga una estructura interna complicada.
Anatomía de un asteroide
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