El espacio parece un lugar tranquilo, en paz...es la sensación que tenemos cada vez que observamos la bóveda celeste, aunque sea una siempre ilusión. Y es que la realidad es muy diferente, pues más allá de la atmósfera y el campo magnético terrestre que nos protege como si fueran muros de cristal se extiende un reino turbulento, dominado por la furia de nuestra estrella...
Desde ella, y barriendo todo el Sistema Solar, se extiende una corriente de partículas que llega más allá de la órbita de Plutón y que llamamos Viento Solar...un fenómeno que, en ocasiones, cuando ocurre una gran detonación en la superficie del Sol, se transforma en tormenta, una ola de materia y radiación llamada CME (coronal mass ejection) que puede causar graves problemas en la Tierra si esta es alcanzada forma directa. Básicamente, y haciendo un símil, es como si es espacio fuera el océano y la Tierra la orilla de un acantilado, con las olas rompiendo contra ella, y, en ocasiones, de forma violenta cuando se desara una tempestad.
Y pese a todo ello es una furia dificil de ver, pues aunque son claramente visibles cuando inician su camino, pronto pierden su luminosidad, y cuando cruzan la órbita de Venus pueden ser millones de veces mas tenues que la Luna llena e incluso muchísimo más débiles que la Vía Láctea. Ya a la altura de La Tierra son extremadamente tenues, apenas algo más que el puro vacio, y en consecuencia transparentes. El resultado es que las vemos nacer, detectamos cuando nos alcanzan, pero no habíamos sido capaces de ver el camino completo de una de ellas. Hasta ahora.
STEREO-A, una de las dos sondas gemelas que estudian el Sol desde posiciones equidistantes a ambos lados de la órbita terrestre, ofrece ahora, por primera vez, la visión completa del camino de una tormenta solar, desde nuestra estrella hasta La Tierra...imágenes tomadas en Diciembre de 2008 pero que han tenido que esperar dos años para que los avances técnicos hayan permitido extraer de ella la tenue luz de la tempestad por encima del resplandor de las estrellas y el polvo interplanetario.
No solo eso, sino que el estudio de las ligeras oscilaciones de su brillo permitió calcular su densidad y masa, ademas de ver directamente su interacción con los campos magnéticos, tanto solar como terrestre. Especialmente importante esto último para los expertos en física solar, pues representa una auténtica luz sobre la base última que controla el comportamiento de estas tormentas, que conocemos tan bien pero hasta ahora no habíamos visto de forma completa.
Como una pequeña roca en medio de un rio, La Tierra (y todos los demas cuerpos del Sistema Solar) se ve rodeada de un rio infinito, que nunca se detiene y que en ocasiones, cuando el Sol desata su furia, nos golpea con grandes olas, invisibles al simple vista pero que afectan a nuestro mundo y, especialmente, a nuestra civilización, tan dependiente de una tecnología vulnerable a estos eventos. Hasta ahora las veíamos nacer en las turbulentas aguas de la fotosfera solar, para después desaparecer de nuestra vista hasta el momento que llegaban hasta nosotros...las observaciones de STEREO-A llegan para cubrir ese vacío, esas horas o días entre un momento y otro, lo que permitirá predicciones más precisas sobre el momento de su llegada y, con ello, estar mejor preparados para afrontarlas.
La tormenta en movimiento (a partir de 1:45), vista por la STEREO-A.
La visión de una CME emergiendo desde el Sol. Al disminuir rápidamente su brillo y difuminarse, hasta ahora se les perdía la pista poco después de abandonar nuestra estrella. Con los avances tecnológicos y la capacidad de los nuevos observatorios solares podremos seguirlas en su avance por el espacio.
Space Storm Tracked from Sun to Earth
1 comentario:
Realmente impresionante. El Sol que a fin de cuentas es nuestro vecino, no deja de sorpredernos. ¿Que podemos esperar del resto del universo? P.D. Me apunto como Viajero Estelar, sois buenisimos.
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