Hace unos pocos días los cielos nocturno de muchas zonas del Norte de Europa y Norteamérica se llenaron de luz, con estas inmensas cortinas multicolores convirtiendo el firmamento en un espectáculo, incluso en latitudes poco habituales. Es uno de los fenómenos más hermosos de La Tierra, uno de esos que todos aquellos que tenga la oportunidad deberían intentar ver como mínimo una vez en la vida, ya que es no solo de una belleza casi mágica, sino que nos recuerdan hasta que punto el campo magnético terrestre y el viento solar se encuentran en un estado de colisión frontal permanente, y como en ocasiones se desencadenan tormentas capaces de superar esta primera defensa y alcanzar la atmósfera. Las auroras, con toda su belleza, es la representación misma de los peligros que entraña vivir tan cerca de nuestra estrella, aunque al mismo tiempo no podamos vivir sin ella.
Pero como fruto de la actividad solar que son realmente, las auroras están presentes en la mayor parte de los grandes planetas, especialmente en los gigantes gaseosos, con sus descomunales campos magnéticos. Y no solo en ellos. Marte, en otro elemento que lo aproxima a nuestro planeta, también tiene auroras. Son diferentes a tal y como las conocemos, ya que las condiciones no son las mismas: La ausencia de un campo magnético global, existiendo solo campos locales, y la diferente composición de su atmósfera, que en La Tierra determina su extraordinaria variedad de colores, implican una manifestación de fenómeno bien diferente de la que estamos acostumbrados, empezando por brillar especialmente en el espectro Ultravioleta. En general las conocemos bastante bien.
Pero como ocurre en La Tierra, aún no tanto como podemos creer, y en ocasiones pueden sorprenderemos. Así lo pudieron comprobar los miembros del equipo de misión de la sonda MAVEN, en órbita marciana desde el pasado Septiembre, cuando fueron sorprendidos por una aurora de unas características inusuales, y que fue apodada "luces de Navidad", ya que se produjo del 18 al 23 de Diciembre del año pasado. Fue vista en muchas partes del hemisferio norte y en altitudes mucho más bajas que las auroras anteriores. "Estamos viendo que no está conectada a regiones magnéticas", explica el líder de la misión BruceJakosky. "No sabemos si está ocurriendo sólo en los lugares que observamos, o si se distribuye a nivel mundial. Los datos son simplemente espectaculares".
Mientras que en La Tierra ocurren típicamente en altitudes de 80 a 300 kilómetros y ocasionalmente aún a más altura, aquí se detectaron mucho más cerca de la superficie, lo que indica un mayor nivel de energía. "Lo que es especialmente sorprendente de la aurora que vimos es la profundidad en la atmósfera en que se produjo - mucho más profundo que en la Tierra o en otro lugar en Marte", dijo Arnaud Stiepen, miembro del equipo del instrumento IUVS (Imaging Ultraviolet Spectrograph), responsable de estas observaciones. "Los electrones producidos deben ser muy enérgicos" .
Para un observador humano en Marte las auroras de este planeta probablemente no serían demasiado espectaculares, lejos de la belleza de las terrestres. Sin abundantes cantidades de Oxígeno y Nitrógeno, que en La Tierra marcan la variedad de colores de las que hacen gala (el Oxígeno es la fuente de las tonalidades Verde/Amarillas y el Nitrógeno del Rojo/Púrpura), serían un resplandor azul tenue en el mejor, si es que no quedan totalmente fuera del espectro visible.
No es este el único misterio al que hace frente MAVEN, ya que también ha encontrado una inesperada nube de polvo entre los 150 y 300 kilómetros de altitud, y que ha persistido durante todo el tiempo que la nave espacial ha estado operando. Su intensidad parece fluctuar con el tiempo y está sobre todo presente en el lado diurno del planeta.
Varias son las hipótesis planteadas para intentar darle una respuesta: Que podría estar cayendo desde sus 2 pequeñas lunas, Fobos y Deimos, o estar vinculado al polvo interplanetario arrastrado por el viento solar o a los cometas que orbitan alrededor del Sol, pero ninguna de estas explicaciones parece encajar con lo visto por MAVEN. De momento parece estar planeándose que la sonda sobrevuele Fobos para intentar probar (o descartar) esta posibilidad. Por otro lado la explicación atmosférica tiene el problema de que nos se conoce proceso alguno capaz de llevar el polvo a tales altitudes desde la superficie. Todo un puzzle de dificil encaje.
Marte, una vez más, demuestra que aún le quedan muchos, muchísimos, secretos que esperan ser descubiertos. Quién pensara que con la flota de sondas que se han enviado hasta ahora ya sabemos casi todo de el, y que quizás ya no son necesarias nuevas misiones exploradoras, no podía estar más equivocado.
Mapas de las auroras detectadas por el instrumento IUVS de MAVEN, ampliamente distribuidos por todo el hemisferio Norte y brillando en el espectro ultravioleta. Esta extensión, junto con lo profundo de la atmósfera ocurrido y el no estar ligados específicamente a los campos magnéticos locales la convierte en un fenómeno extraño, lejos de otras observadas en Marte.
Weird aurora and dust cloud found on new Mars mission
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