Para la mayor parte de nosotros el viaje de una sonda exploradora a otro mundo se divide en el momento del despegue y en el de la llegada, mientras que el tiempo que transcurre entre ambos parece poco menos que un tranquilo viaje interplanetario sin mucha complicación, más allá de pequeños ajustes en la trayectoria y comprobaciones rutinarias, y donde poco trabajo hay para los técnicos de la misión. Pero como podemos imaginar cuando hablamos de ingenios tan compejos con objetivos que necesitan una precisión extrema la realidad es bastante diferente.
Y que en ocasiones se convierte en una carrera contra en tiempo para evitar el desastre. Este es el caso de Huygens, el primer objeto humano en aterrizar en Titán.
La historia comienza en 2000, cuando Cassini ya hacía 3 años que se encontraba de viaje. Varios ingenieros de la Agencia Espacial Europea, como Claudio Sollazzo y Boris Smeds tenían dudas sobre el sistema de comunicación previsto para que Huygens puediera comunicarse con La Tierra y enviar todos los datos e imágenes recibidos durante el descenso y aterrizaje. Dado que este pequeño vehículo no tenía la capacidad de establecer contacto por si mismo, Cassini debería actual de enlace, recoger toda esa información enviada por Huygens y transmitirla después a La Tierra.
Sin embargo, durante la entrada atmosférica en Titán, Huygens experimentaría cambios bruscos de velocidad, acelerando y frenando, lo que provocaría cambios en la frecuencia de las emisiones de radio fruto del efecto Doppler, por tanto el hardware del receptor de Cassini estaba diseñado para poder recibir datos en un amplio rango de frecuencias, suficiente para afrontar esta situación. En Febrero de 2000 finalmente se decidió hacer pruebas para comprobar que todo funcionaba correctamente, y se le envió desde La Tierra telemetría simulando lo que recibiría de Huygens. Y los resultados fueron catastróficos: Cassini no era capaz de interpretar correctamente todos estos datos. Cuando llegara el momento simple y llanamente no sería capaz de escucharla, y esta se perdería para siempre en el silencio.
Los temores de los ingenieros "pesimistas" se confirmaron. Aunque el hardware estaba preparado su firmware (software) era el mismo que se utilizaba los receptores de la ESA en órbitas terrestres y no estaba actualizado para detectar de forma correcta el cambio en la velocidad de transmisión que se produciría en Titán. Un error fatal que había pasado inadvertido para casi todos.
¿Como salvar la misión? Reprogramarlo en pleno vuelo resultaba imposible por lo que cambió el programa previsto. Huygens se desprendería de Cassini un mes después de lo previsto y esta última pasaría mucha más lejos de Titán, de forma que la aceleracion entre las dos sondas fuese menor y la distorsión causada por efecto Doppler menos acusada. Esto, junto al envío de numerosos parches al software a los instrumentos de la Huygens, que modificaban la forma de transmitir los datos y hacía que fuera más facil captarlos, permitió superar esta amenaza mortal solo descubierta por la insistencia de unos ingenieros que no dejaron de insistir en ello.
El resto, como se suele decir, ya es historia....
Huygens
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