"Normalmente, el espacio interestelar es como un lago tranquilo", explica Ed Stone, del Instituto de Tecnología de California en Pasadena, California, y científico de la misión desde 1972. "Pero cuando nuestro Sol tiene un estallido, envía una onda de choque hacia el exterior que alcanza a la Voyager alrededor de un año más tarde. Esta hace cantar al plasma que rodea a la nave espacial". Un acontecimiento que en su momento fue clave para saber que esta veterana había dejado atrás la Helioesfera, la zona esférica dominada por el viento solar, y entrado en pleno espacio interestelar, la región entre las estrellas llena de una fina sopa de partículas cargadas conocida como plasma.
Nuestro Sol experimenta de forma periódica ciclos de mayor actividad, donde expulsa de forma explosiva material de su superficie. Estos eventos, llamadas eyecciones de masa coronal, generan ondas de presión que se extienden hasta las fronteras de la Heliosfera y más allá. 3 de estas olas han alcanzado a la Voyager 1 desde que entró en el espacio interestelar en 2012. La primera fue demasiado pequeña como para ser captada cuando ocurrió y sólo se descubrió más tarde al analizarse en profundidad los datos recibidos, pero la segunda si que fue detectada al momento por el instrumentos de rayos cósmicos en Marzo de 2013, mientras que una 3ª alcanzó su posición en Marzo de este año.
¿Como se detectan estas olas? Los rayos cósmicos son partículas cargadas que llegan de las estrellas cercanas. Las ondas de choque del Sol las empujan como boyas en un tsunami, lo que permite a los investigadores saber que una de ellas ha llegado. Por otro lado el detector de ondas de plasma puede desvelar las oscilaciones de los electrones que lo forman. "La ola del tsunami toca el plasma como una campana. Si bien el instrumento de ondas de plasma nos permite medir la frecuencia de este sonido, el instrumento de rayos cósmicos revela lo que la golpeó. Una onda de choque del Sol".
Este "sonido de la campana" es lo que llevó a la evidencia clave de que la Voyager 1 había entrado en el espacio interestelar. En 2013, gracias a la segunda ola, el equipo adquirió las evidencias necesarias para poder asegurar que estaba desde hace más de un año moviéndose a través de un plasma que era 40 veces más denso que la media de lo detectado con anterioridad ,un indicador claro de que estaba en el espacio interestelar. ¿Por qué es más denso? Los vientos del Sol soplan y se extienden como una burbuja alrededor de el, barriendo y empujando este plasma, que se "acumula" por ello en los bordes de la helioesfera.
Ahora, el equipo cuenta con nuevas lecturas de esta 3ª ola solar, que muestran que la densidad del plasma es similar a lo que se midió previamente, confirmando aún más que esta veterana sonda abandonó nuestro pequeño hogar estelar hace tiempo. Un viaje en el silencio más absoluto, pero que en ocasiones, cuando el ya lejano Sol se despierta, se llena de un "sonido" tenue, como una lejana campana, el canto del espacio interestelar que ahora y para siempre lo acompañará en su viaje hacia la eternidad
Sun Sends More 'Tsunami Waves' to Voyager 1
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