Mars Express, lista para seguir a Curiosity y ampliar con una nueva visitante norteamericana su colaboración con la NASA.
A finales de 2003 llego al planeta rojo la última representante de esa otra carrera espacial, aquella protagonizada por aquellas potencias que, lentamente y con suerte diversa, intentan hacerse un lugar en el terreno de la exploración planetaria y competir con los EEUU, líderes indiscutibles pese a todos los recortes y problemas. Conocida como Mars Express (en referencia tanto a la corta distancia entre ambos mundos como a la velocidad y eficiencia con la que la nave fue diseñada y construida), esta sonda europea alcanzó Marte cuando otras dos norteamericanas (Mars Gloval Surveyor y Mars Odyssey) ya lo habían hecho recientemente, siendo testigo posteriormente de la llegada de la también estadounidense Mars Reconnaissance Orbiter.
Tuvo, por tanto, que hacerse sitio en un mundo dominado, tanto en órbita como en superficie, por los exploradores de la NASA, y lo consiguió, en buena parte gracias a su radar MARSIS (Mars Advanced Radar for Subsurface and Ionosphere Sounding)...sin embargo no todo funcionó y la falta de experiencia anterior posiblemente pasó factura a Beagle 2, el pequeño módulo de aterrizaje que viajó con la Mars Express y que del que, una vez lanzada hacia Marte, nunca más se supo. Posiblemente una densidad atmosférica menor de la esperada hizo que el paracaídas no lograra frenar suficientemente la velocidad y ni los Airbags fueran suficientes para compensarlo...la falta de un sistema de impulsores de frenado como los que estaban dotados Spirit y Opportunity pudo, junto otras deficiencias, marcar la diferencia.
La Mars Express estaba, como es lógico, provista de un sistema de comunicación (Lander Communications System) listo para escuchar las señales de la Beagle 2, que desgraciadamente no llegaron nunca.
Sin embargo la capacidad de esta sonda para establecer enlace con vehículos en la superficie no se perdió inútilmente, y al ya no tener un objetivo propio, pasó a ofrecer soporte a las misiones de la NASA, pasando a través de ella datos tanto de Spirit y Opportunity, como de la Mars Phoenix. Un ejemplo de colaboración entre Agencias (La NASA participó en la llegada de Mars Express a Marte en el año 2003) que dentro de apenas 8 días volverá a estar en primera línea con la llegada de Curiosity.
El próximo día 6 de agosto Mars Express, que desde hace varios meses está ajustando su órbita de cara al gran momento, realizará una maniobra final para empezar a
escuchar la señal de Curiosity a las 05:10 GMT, registrando las señales que este emita desde las 05:10 a las 05:38, es decir, desde 11 minutos antes hasta 7 minutos después del aterrizaje. Seguidamente girará de nuevo para apuntar su antena hacia la
Tierra y comenzará a enviar los datos a la Tierra, siendo captadas a través de la Antena de
Espacio Profundo de 35 metros de diámetro que la ESA tiene en
Australia. Esto ocurrirá a las 06:40 GMT, y acto seguido se
retransmitirán a la NASA para su análisis.
Representante de una potencia espacial que, con unos recursos mucho más limitados, intenta hacerse un lugar en la gran aventura de la exploración planetaria, la Mars Express estará, el 6 de Agosto, lista para escuchar y dar cobertura a Curiosity...y es que en un acontecimiento de tal importancia no hay fronteras, sino el deseo de todos, a un lado y a otro del Atlántico, de que la Humanidad siga adelante en su camino hacia las estrellas.
La Beagle 2, el primer intento de Europa de aterrizar en Marte, debía buscar señales de vida. Posibles fallos de diseño, a los que añadieron problemas durante su construcción, fondos limitados, cambios en pleno proceso de diseño o pruebas insuficientes, llevarían a su pérdida, pero el sistema de comunicación de Mars Express siguió siendo útil como apoyo para las misiones de la NASA.
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