Chemcam supera los 100.000 disparos de su láser.
Curiosity sigue su lento camino hacia Aeolis Mons, aproximándose hacia el punto de entrada elegido mientras sigue estudiando los objetivos científicamente interesantes que se encuentra por el camino. Por detrás de su avance quedan el rastro de sus grandes ruedas, los lugares de contacto de los diversos instrumentos de su brazo robótico, y lo que resulta visualmente más extraño, numerosos puntos en todo tipo de rocas y afloramientos geológicos, presenten en solitario o formando grupos, aleatorios en su distribución o formando largas líneas, como si dejara algún tipo de mensaje para la posteridad y aquellos futuros exploradores humanos que un día pisen Gale algún tipo de mensaje.
Así es las señales de ChemCam, no el más importante de los instrumentos de Curiosity (honor que corresponde a los laboratorios SAM y CheMin), pero si el que más puede llamar la atención al gran público. Y es que poco existe más ligados a la ciencia ficción que la idea de un vehículo espacial disparando rayos láser, que es, precisamente, lo que hace este instrumento. Aunque aquí, a diferencia de su función habitual en los reinos de la fantasía, su objetivo es totalmente positivo, como una herramienta para extraer información científica de su entorno.
ChemCam proyecta un rayo láser infrarrojo (con una longitud de onda de 1067
nanómetros) en forma de pulsos de 5 nanosegundos y más de un millón de vatios de potencia ,capaz de vaporizar pequeñas fracciones de una roca situada a distancias de hasta 13 Metros, convirtiendo el material en plasma y permitiéndolo, mediante la captación y análisis del espectro de la luz que emite, revelar su composición química. De esta forma puede estudiar de forma rápida numerosos objetivos situados a cierta distancia, dejando los análisis más profundos para aquellos que se consideren más prometedores.
Curiosity debe lanzar, de media, unos 30 pulsos láser en un mismo punto para obtener los resultados deseados, por lo que desde su llegada a Gale acumula un gran número de disparos. Tantos que recientemente, dentro del estudio de una roca llamada Ithaca, ChemCam supero los 100.000 "disparos" láser (sobre 420 objetivos), una número realmente simbólico que nos recuerda el intenso trabajo que este rover sigue realizando en Marte a pesar de su ausencia en los medios de comunicación. Una demostración de poder que explica, si se le añade a la presencia de SAM y CheMin, que también requieren grandes cantidades de energía para su funcionamiento, porque era más recomendable dotar al rover de un Generador termoeléctrico de radioisótopos (RTG) en lugar de paneles solares, que habrían limitado mucho más su actividad.
A lo largo de los años Curiosity ira dejando muchas otras señales de su láser, un auténtico camino, no de migas de pan, como el cuento de Hansel y Gretel, sino de pequeños puntos oscuros destinados a perdurar mucho más que el propio rover. Las señales de que de inevitablemente, aunque aún de forma extremadamente limitada, estamos ya cambiando Marte, el mundo que un día, tarde o temprano, estamos destinados a pisar.
El disparo numero 100.000, que forma parte de una serie realizada sobre Ithaca.
Ithaca, un afloramiento rocoso que guardará durante mucho tiempo las señales del paso de Curiosity.
El espectro de la luz emitida por el impacto del láser sobre esta roca, que permite desvelar su composición química.
ChemCam, construido por el Laboratorio Nacional de Los Álamos y el laboratorio francés CESR.
Laser Instrument on NASA Mars Rover Tops 100,000 Zaps
2 comentarios:
Supongo que esos pequeños bollos en las ruedas se los hizo al aterrizar, no? Saludos
No, son fruto del propio movimiento del vehículo a través de la llanura, algo que ya se tenía en cuenta cunando se diseñaron y que no afecta a su movilidad
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