"Es difícil creer que después de todos estos años pasados en la integración y las pruebas, esta es la última vez que vamos a ser capaces de ver a Gaia". Y ciertamente, cuando has dado tantos años de tu vida a dar forma a un sueño, el completarlo y despedirte de el siempre implica sentimientos contradictorios. Por un lado la alegría de saber que finalmente le llegó el momento de partir hacia las estrellas, por otro la tristeza que representa la idea de que ya no volverás a verlo nunca más, especialmente después de haber estado a su lado durante tanto tiempo. Puede parecer extraño tales sentimientos hacia lo que no deja de ser un objeto en un ambiente en apariencia tan racional, pero es algo que siempre está presente en un lanzamiento, como explica Steve Squyres, que se sorprendió a si mismo al entristecerse al ver despegar al rover Spirit por los mismos motivos.
Y para todos los implicados en el proyecto Gaia este momento llegó cuando la cápsula protectora se cerró definitivamente sobre el futuro telescopio espacial, preparando así el camino para su instalación en un cohete Soyuz-Fregat, que despegará desde el Puerto Espacial Europeo, en la Guayana Francesa, este próximo día 19 de Diciembre. Todo lo que se podía hacer para asegurarse de que todos sus sistemas funcionen tal como está previsto ya se hizo, ahora solo queda esperar.
"Una misión que va a observar mil millones de estrellas implica un cambio de paradigma total en la forma de hacer astronomía", asegura Luis Manuel Sarro Baro."Gaia permitirá multiplicar por 10.000 los conocimientos actuales sobre nuestra galaxia, conseguirá medir las posiciones, distancias y movimientos de mil millones de estrellas y estudiará sus propiedades físicas, como la edad y la composición química", explica Jordi Torra, catedrático de la Universidad de Barcelona.
Esto permitirá confeccionar un mapa tridimensional de las estrellas que componen nuestra galaxia, revelando así nuevos datos sobre su composición, formación y evolución. Para ello, observará cada uno de ellas más de 70 veces a lo largo de los 5 años que durará el proyecto, comunicándose con La Tierra un promedio de 8 horas al día y se espera que llegue a proporcionar hasta 1.000.000 de gigabytes. Todo este caudal de datos serán procesados por el consorcio DPAC, del que forman parte 400 investigadores, para dar forma el más amplio y complejo mapa de la Vía Láctea jamás creado, lo que ayudará a los astrónomos a entender mejor su estructura actual, y con ello su evolución a lo largo del tiempo.
Gaia ya se encuentra dentro de se cápsula protectora, que solo se abrirá de nuevo ya en el espacio para dejarlo libre, listo para despezarse hacia su posición final, en el punto L2, a 1.5 millones de Kilómetros de La Tierra. Es el fin de una larga etapa para todos aquellos aquellos que durante años trabajaron duramente para hacerlo realidad, un momento de despedida y el principio de una cuenta atrás para que su sueño despegue rumbo a las estrellas.
Hasta siempre, Gaia. La cápsula de lanzamiento se cierra sobre el telescopio espacial, proporcionando la última visión que tendremos de este ingenio espacial. Un momento de sentimientos encontrados para todos aquellos implicados en el proyecto a lo largo de los años.
El lanzador Soyuz VS06 transportado y colocado en su rampa de lanzamiento en el Puerto Espacial Europeo en la Guayana Francesa.
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