Desde la primera vez que alcanzamos a verlos, rodeando al planeta como una hermosa corona planetaria, y aún más cuando lo visitamos gracias a diversas sonda y pudimos apreciar su asombrosa complejidad y delicadeza, varias preguntas surgieron rápidamente. La primera de ellas es como se formaron, y la segunda su edad, cuanto tiempo llevaban existiendo, lo que a su vez podría dar una posible respuesta a la primera. Y con las Voyager 1 y 2 se abrieron, aunque solo fuera un poco, las puertas a la solución definitiva.
Estas nos asombraron con sus imágenes, pero también ofrecieron pistas de lo que estaba sucediendo. Detectaron variaciones peculiares en las cargas eléctricas de la ionosfera, variaciones de densidad en los anillos de Saturno y un trío de bandas oscuras y estrechas que rodean el planeta en las latitudes medias del norte. En 1986 se publicó un artículo en Geophysical Research Letters que vinculaba esas estrechas bandas oscuras a la forma del enorme campo magnético de Saturno, y proponía que las partículas de hielo cargadas eléctricamente de los anillos fluían por las líneas magnéticas, y que donde estas se precipitaban en la atmósfera generaban esas oscuras líneas, el efecto de la descarga de grandes cantidades de agua, que eliminaba la neblina estratosférica, generando zonas más oscuras en luz visible. En definitiva, los anillos, lejos de ser estables en el tiempo, estaban sometidos a un proceso de desgaste progresivo.
Todo ello fue se confirma ahora por los datos de Cassini, cuando en sus órbitas finales pasó a través del vacío que se extiende entre la parte interna de los anillos y el planeta, registrando una "lluvia" de material de los primeros al segundo tan intensa los cálculos nos llevan al "peor" escenario posible: Quizás no lo queden más de 100 millones de años de existencia, una eternidad para nosotros pero una etapa relativamente corta para Saturno. Y posiblemente, a partir de esa misma estimación, no tiene más de 100 millones de años. Dicho de otra manera, tenemos la fortuna de vivir cuando esta maravilla celeste está al mitad de su vida. El ahora tenue anillo C quizás fue en su juventud tan denso como sus hermanos A y B, y es un adelanto del futuro que les espera a estos últimos.
¿Que mecanismo está detrás de su desgaste? Los anillos de Saturno están formados en su mayoría trozos de hielo de agua que varían en tamaño, desde granos de polvo microscópicos hasta de varios metros de diámetro. Se mueven en órbita alrededor del planeta, en un equilibrio entre el tirón de la gravedad, que quiere atraerlas, y su velocidad orbital, que quiere arrojarlas al espacio. Pero las partículas diminutas pueden cargarse eléctricamente por la luz ultravioleta del Sol o por las nubes de plasma que emanan del bombardeo de micrometeoritos. Cuando esto sucede, las partículas sienten el tirón del campo magnético, y empiezan a caer, empujadas por la gravedad y siguiendo las líneas magnéticas que llevan hasta la atmósfera. Una combinación de fuerzas letal.
El futuro de Saturno quizás lo vemos hoy día en Júpiter, Urano y Neptuno. Los 3 tienen anillos, pero son muy tenues, formados por materiales oscuros, tanto que hasta la llegada de las primeras sondas interplanetarias no se descubrieron. Más bien parecen restos de algo mucho mayor, quizás lo que queda de tiempo más gloriosos, cuando todos ellos dispusieron de brillantes sistemas de anillos. Si es así podemos consideranros afortunados de haber tenido la oportunidad de disfrutalos, ser testigos de una belleza que se está desvaneciendo.
La Cassini, en sus últimas órbitas, cruzó el espacio entre los anillos y el planeta, registrando una lluvia de materia entre los primeros y el segundo. El ritmo detectado implica que se están agotando rápidamente a una escala temporal cósmica.
NASA Research Reveals Saturn is Losing Its Rings at “Worst-Case-Scenario” Rate
1 comentario:
todo evoluciona, nada es eterno, disfrutémoslo es el presente.
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