Es muy especial. No por ella misma, ya que no deja de ser una enana rojo común, la clase estelar más abundante de la Galaxia, pero si para los habitantes de la Tierra, ya que es la más cercana conocida (El Sol a un lado), y por eso mismo el primer lugar al que solíamos mirar en busca de señales de otros mundos, además de escenario ideal para no pocas historias de ciencia ficción. Una búsqueda infructuosa hasta que en 2016 se presentaron evidencias sólidas de que, efectivamente y como muchos habían siempre soñado, disponía de un compañero planetario. Y aún más importante, de un tamaño estimado parecido al de la Tierra. Próxima Centauri entraba por la puerta grande en el Olimpo de los sueños.
Pero es posible que esto solo fuera el principio de algo mucho mayor. ALMA nos anuncia ahora la existencia de una concentración de polvo y hielo alrededor, que abarca desde el más diminuto grano de polvo, más pequeño que un milímetro, hasta cuerpos tipo asteroide con muchos kilómetros de diámetro. Pero lo importante es que dichas concentraciones de materia parecen concertarse en varios anillos, algo dificil de explicar de no ser por la presencia de cuerpos planetarios que los han "esculpido", tal como explica Guillem Anglada, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC), y autor principal de este descubrimiento,"el polvo alrededor de Próxima es importante porque, tras el descubrimiento del planeta terrestre Próxima b, es el primer indicio de la presencia de un complejo sistema planetario (formado por más de un único planeta) alrededor de la estrella más cercana a nuestro Sol".
Más concretamente ALMA detectó la emisión térmica de un cinturón con una masa estimada de una centésima parte de la terrestre y que se extiende a unos pocos cientos de millones de kilómetros de la estrella. Relativamente cerca, aunque dado que estamos hablado de un astro tan tenue, eso es suficiente para que las temperaturas apenas alcancen los -230 Centígrados, un rango térmico parecido al que existe en Plutón y el Cinturón de Kuiper. Y aunque no de forma tan definitiva, evidencias de un segundo cinturón situado 10 veces más lejos. Ambos mucho más lejos que el planeta descubierto en 2016, Próxima b, que se mueve a solo 4 millones de Kilómetros de la estrella, pero que podría disponer de temperaturas adecuadas para la existencia de agua líquida.
Un planeta quizás no tan solitario como creíamos, ya que "este resultado sugiere que puede tener un sistema múltiple del planetas con una rica historia de interacciones que dieron lugar a la formación de un cinturón de polvo. Estudios más profundos podrían proporcionar información para localizar la ubicación de planetas adicionales que todavía no han sido identificados". La estrella más cercana, posiblemente la primera que alcanzaremos si un día solos capaces de desarrollar métodos de propulsión a la altura del reto del medio interestelar, podría tener todo un sistema planetario esperando nuestra llegada. Nuestro próximo destino debe ser Próxima. Nunca mejor dicho.
Próxima en los cielos australes. Esta imagen combina una visión de los cielos del sur sobre el Telescopio de 3,6 metros de ESO, en el Observatorio La Silla (Chile), con imágenes de las estrellas Próxima Centauri (inferior derecha) y la estrella doble Alfa Centauri AB (abajo a la izquierda) tomadas con el telescopio espacial Hubble.
El sistema triple Alfa Centauri. Próxima es la más pequeña y se mueve alrededor de las otros dos a unas 15 000 Unidades Astronómicas de distancia, aunque tal separación hace que su pertenencia al sistema no esté del todo confirmada.
Representación de Próxima desde Próxima b, de momento su único planeta. Este reciente descubrimiento de anillos de polvo implica que posiblemente no es el único.
Quizás un día seremos capaces de saltar a otro estrella. Y Próxima es ahora, más que nunca, posiblemente la meta más viable y atractiva para ello.
ALMA descubre polvo frío alrededor de la estrella más cercana
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