Las increíbles hazañas de este cazador de mundos ya es una constante, dejando claro no solo que se trata de una de las misiones espaciales más exitosas de la historia, y quizás la más trascendente, sino que detrás de ella existe un no menos increíble equipo humano capaz de sacar lo mejor de el, incluso improvisando nuevos métodos para sacarle partido cuando dejó de ser operativo en su configuración originales. Y los números no puede ser más claros: 4.034 candidatos a planeta, de los cuales 2.335 ya están confirmados. Espectacular es quedarse corto.
Y la más reciente liberación de datos no deja lugar a dudas sobre ello. 219 nuevos candidatos, de los cuales 10 son potencialmente mundos rocosos como la Tierra orbitando su estrella dentro de la llamada zona habitable. Ello eleva el total de este tipo en concreto a casi 50, de los cuales más de 30 ya han dejado de ser "potenciales" y han pasado al definitivo grupo de los confirmados más allá de toda duda razonable. Un trabajo de titanes, ya que desde sus inicios Kepler lleva detectadas 34,000 fluctuaciones de luz estelar, de las cuales, después de un intenso proceso de de estudio y filtrado, han llevado a las cifras antes mencionadas.
"El conjunto de datos de Kepler es único, ya que es el único que contiene una población de estos casi análogos de la Tierra - planetas con aproximadamente el mismo tamaño y la órbita de la Tierra. La comprensión de su frecuencia en la galaxia ayudará a informar el diseño de las futuras misiones de la NASA para observar directamente a otra Tierra", explica Mario Pérez, científico del programa Kepler.
Estos últimos datos, por otro lado, han permitido desvelar que los planetas más pequeños, aquellos cuyas masas se aproximan a la de la Tierra, están "fracturados" en dos grupos completamente independientes y separados entre si. Por un lado las llamadas súper-Tierras, que son planetas rocosos con atmósferas delgadas, de hasta alrededor de 1,75 veces el tamaño de nuestro planeta, y los denominados mini-Neptunes que forman bolas de gas denso de 2 a 3,5 veces su tamaño. Se esperaba una distribución homogénea que abarcara desde la 1 masa terrestre hasta las 4, con planetas de todos los tamaños. Pero por el contrario aparecen en dos grupos totalmente definidos y límites abruptos. Por algún motivo aún no comprendido, la mitad de los planetas terrestres terminan absorbiendo y mantenido suficiente hidrógeno y helio como para aumentar drásticamente su tamaño y dar un salto hacia el grupo de los cercanos a Neptuno.
"Es increíble las cosas que Kepler ha encontrado. Nos ha enseñado todo estos mundos terrestres, y todavía tenemos trabajo que hacer para entender realmente cómo de comunes son las Tierras en la galaxia. Estoy muy emocionada de ver lo que la gente se va a hacer con este catálogo, ya que esta es la primera vez que tenemos una población bien caracterizada, y ahora podremos hacer estudios estadísticos y realmente empezar a entender los análogos de la Tierra que existe ahí fuera", agregó Susan Thompson, científica en la misión Kepler del Instituto SETI.
Kepler marca el final de una era, y también es el principio de otra, ya que todo esa caudal de datos y descubrimientos marcarán el camino por donde se adentrarán los futuros exploradores, como el James Webb o el TESS, que sabrán donde concentrar sus superiores capacidades para obtener los mejores resultados. Cuando el amanecer de esa nueva era llegue nunca deberemos olvidar quién abrió las puertas para hacerla posible.
Una de los descubrimientos más notable es la existencia una brecha en la distribución de tamaños de los exoplanetas, lo que indica además que la mayoría descubiertos por Kepler hasta ahora se dividen en dos clases distintas de tamaño: las tierras rocosas y súper-Tierras (similar a Kepler-452b), y los mini-Neptunes (similar a Kepler-22b).
Este bosquejo ilustra un "árbol de familia" de los exoplanetas. Estos nacen de de los discos protoplanetarios de gas y polvo llamada, formándose gigantes gaseosos como Júpiter, así como los planetas más pequeños, en su mayoría entre el tamaño de la Tierra y Neptuno.
Este diagrama ilustra cómo los planetas se forman y se clasifican en dos clases de tamaños distintos. A medida que van creciendo su gravedad atrae hidrógeno y helio del entorno. Finalmente, una vez su estrella comienza a brillar, la oleada de luz ultravioleta y viento solar arrastran parte de este gas. Si este se mantiene por encima de un umbral de masa determinada, pueden retenerlo y rápidamente convertirse en mini-Neptunos. Por debajo de este umbral, los planetas pierden todo su gas, convirtiéndose rocosa súper-Tierra.
NASA Releases Kepler Survey Catalog with Hundreds of New Planet Candidates
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