Allí donde vayamos necesitaremos agua. Casi cualquier otra elemento se puede discutir, pero no hay espacio para eso cuando hablamos del liquido elemento, vital no solo por lo evidente como algo que nuestro organismo necesita constantemente, sino porque a partir de el se pueden extraer también aire para respirar (Oxígeno) y un potencial combustible para generar energía (Hidrógeno). Si un mundo nos ofrece agua, aunque sea en forma de hielo, tenemos hecho la mitad del camino. Allí donde esta exista, nosotros podemos existir.
Por ello encontrarla La Luna, un lugar tan cercano pero hasta ese momento visto como árido y completamente hostil, fue una de las mayores noticias astronómicas de los últimos tiempos. Si algún día alguno de los proyectos de bases lunares que llevan años dando vueltas por las diversas agencias espaciales toma forma definitiva, lo tendrá mucho más sencillo que cuando no sabíamos de la existencia de tales recursos. De momento, hasta ese día llegue, solo podemos seguir explorando nuestro satélite. Esto es lo que lleva haciendo, por ejemplo, la Lunar Reconnaissance Orbiter desde 2009. Hoy, 8 años después, sigue desvelando nuevos secretos de nuestra compañera de viaje.
Y el último de ellos nos lleva de nuevo a las aguas selenitas, o en este caso los posibles depósitos helados que parecen esconderse en algunos cráteres polares, allí donde la luz solar nunca alcanza, y por tanto pueden permanecer estables a lo largo del tiempo. La LRO nos ofrece ahora nuevas evidencias de la presencia de hielo de agua lunares, o en este caso escarcha superficial:"Encontramos que los lugares más fríos cerca del polo sur de la luna son también los lugares más brillantes más brillantes de lo que cabría esperar del suelo solo- y eso podría indicar la presencia de escarchas superficiales", explica Elizabeth Fisher, autora principal de este nuevo estudio.
Los datos indican que estamos ante depósitos de hielo irregulares y delgados, posiblemente mezclado con la capa superficial de tierra, polvo y pequeñas rocas que conocemos como regolito. Situados dentro de cráteres en el polo sur donde reina la oscuridad permanente y temperaturas máximas que no superan los -163 grados Celsius, estos serían estables durante millones o miles de millones de años. Sea cual sea su origen, posiblemente restos de antiguos impactos de cometas y/o asteroides que eran ricos en agua, y una pequeña parte de la cual quedó atrapada y conservada en la oscuridad polar, seguirán ahí, esperando ser explotados, cuando nos decidamos a dar el salto definitivo a nuestro satélite, quizás como paso previo a horizontes más lejanos.
NASA Orbiter Finds New Evidence of Frost on Moon’s Surface
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