Si miramos hacia la constelación de Orión, y más concretamente justo por debajo del llamado "cinturón", podemos observar, aunque sea de forma muy tenue, la nebulosa del mismo nombre, un lugar de formación estelar donde nuevas generaciones de estrellas están dando sus primeros pasos y cuya luz la hace brillar de forma majestuosa...es una estructura enorme, deslumbrante, de unos 24 años-luz de diámetro y situada a unos 1200 años-luz de La Tierra. Posiblemente pocos objetos celestes han sido tan observados, mencionados y estudiados como este.
Sin embargo, con toda su espectacularidad, de que tengamos la sensación de que estamos ante una estructura astronómica de primera magnitud y que poca se puede comparar, el Universo siempre se supera a si mismo...y es que la Nebulosa de Orión parece poco más que una pequeña nube de humo sin mayor importancia si la comparamos con la colosal Nebulosa de la Tarántula, un coloso que el Hubble captó aquí en toda su inmensidad.
Considerada inicialmente como una debil estrella no sería hasta 1751 cuando el astrónomo Nicolas Louis de Lacaille descubrió su auténtica naturaleza, aunque dificilmente nadie, en ese momento, podía entender su magnitud...y es que estamos hablando de una nebulosa que no se encuentra situada en nuestra Galaxia, sino en La Gran Nube de Magallanes, a unos 170.000 años luz de La Tierra, y que con el simple hecho de que incluso a tal distancia pudiera ser observada ya en épocas tan tempranas de la astronomía, con unos telescopios aún rudimentarios, ya dice mucho de sus dimensiones.
Y es que la Nebulosa de la Tarántula (conocida también como 30 Doradus) se extiende unos 1000 años-luz de un extremo a otro, por lo que si se encontrara a la misma distancia de la Tierra que la de Orión cubriría la mitad de la bóveda celeste y su resplandor generaría sombras en nuestro mundo...realmente esta última, en comparación, parece poco menos que nada.
Y además extremadamente activa, ya que su tasa de formación estelar es la mayor de todas las nebulosas conocidas del llamado Grupo Local de galaxias, y de la que la Vía lactea forma parte...en ella tuvo lugar la Supernova SN 1987A, la más brillante ocurrida desde la invención del telescopio, y en su interior se encuentra el espectacular y extremadamente joven cúmulo estelar R136 (visible en la parte izquierda de la imagen), que contiene algunas de las estrellas más grandes y brillantes conocidas, incluida la casi inimaginable R136a1, con 265 veces la masa del Sol...y 8.700.000 su luminosidad!!
Sin duda la Nebulosa de Orión sigue siendo espectacular y merece toda nuestra atención...pero, como en muchas otras cosas, las comparaciones nunca son buenas.
Viajando a la mayor guardería estelar conocida.
El cúmulo Globular R136, visto en más detalle. Con una masa conjunta equivalente a unos 450.000 Soles se trata de una espectacular agrupación de estrellas jóvenes gigantes y supergigantes de edades en torno a 1 o 2 millones de años.
La Nebulosa de Orión...igualmente hermosa, pero a una escala mucho, mucho menor.
Star Formation in the Tarantula Nebula
Star Formation in the Tarantula Nebula
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