Desde entonces otros grandes telescopios, como el Hubble o el Kepler, han seguido el camino marcado por Spitzer y realizado grandes descubrimientos de la misma clase...sin embargo, como si fuera un acto de reconocimiento de la Historia, es este veterano de las estrellas el que tiene ahora el honor de ser el primero que detecta la luz procedente de una SuperTierra, nombre que reciben los planetas se cree que rocosos, y cuya masa se situada entre a medio camino entre la de nuestro planeta y los Gigantes de gas.
Conocido como 55 Cancri e (lo que indica que es el 4ª descubierto alrededor de la estrella 55 Cancri, a 41 años-luz de La Tierra) y con una masa estimada de 8 veces la terrestre, anteriores estudios, en los que se analizó el paso del planeta por delante de su Sol para desvelar su diámetro (y, conociendo sus parámetros orbitales, su masa y densidad) señalaron que posiblemente estábamos ante un mundo realmente asombroso, un planeta "oceánico", un núcleo rocoso rodeado por un manto de hielo y agua en estado supercrítico (un estado exótico de la materia que se comporta como un líquido y un gas al mismo tiempo, fruto de temperaturas y presiones extremas), y cubierto de una densa niebla de vapor de agua.
Spitzer, por el contrario, aprovechó el paso del planeta por detrás de su estrella para medir la extremadamente débil disminución del brillo infrarrojo de esta última...y que corresponde a la luz infrarrojo de 55 Cancri e, que cuando es visible se suma a la que emite 55 Cancri (a la cual órbita muy cerca, necesitando apenas 18 horas para completar una órbita) pero que desaparece cuando su Sol la eclipsa. Midiendo esta diferencia se puede deducir el brillo del planeta, que si bién no es una detección directa propiamente dicha (aún estamos lejos de llegar, de momento, a ese nivel de capacidad óptica) resulta extremadamente reveladora.
Los nuevos datos muestran que el planeta es muy oscuro y que el Hemisferio siempre iluminado (como ocurre con La Luna) registra temperaturas de unos 2000 Cº, lo que se puede intuir que no debe tener una atmósfera excesivamente densa, incapaz por ello de distribuir mejor el calor hacia el Hemisferio siempre nocturno. Todo ello, al menos de momento, encaja con la visión de un mundo exótico de océanos "supercríticos", o como ejemplifica Michaël Gillon, de la Université de Liège,"Podría ser muy similar a Neptuno, si lo empujas hacia nuestro Sol y observas como su atmósfera hierve"
El colosal telescopio James Webb, tan costoso para la NASA como prometedor en sus capacidades, podría seguir un método similar, desvelando su composición química a partir del análisis de la luz que nos llegue de mundos potencialmente habitables, recogiendo así el testigo de Spitzer en esta gran búsqueda, posiblemente la más trascendente de la Humanidad.
Los análisis de luz de Spitzer en 55 Cancri. cuando 55 Cancri e se ocultó por detrás de su estrella la luz, como vemos, experimentó un ligero descenso, que corresponde a la que nos llega reflejada desde el propio planeta.
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