jueves, octubre 01, 2020

La lunita de 1966

La enigmática naturaleza de 2020 SO, una futura y transitoria segunda luna de la Tierra.

Nuestro planeta tiene una única compañera de viaje, La Luna, de tal tamaño que su influencia gravitatoria seguramente impidió la existencia de cualquier otra luna. Sin embargo, de forma periódica, algunos pequeños asteroides se acercan lo suficiente y con una trayectoria y velocidad adecuada para ser atrapadas por la gravedad terrestre, entrando en órbita durante un tiempo limitado, hasta que su posición se hace tan inestable que termina por romper ataduras y seguir su camino. Son las "segundas lunas", transitorias y que suelen pasar desapercibidas al habitualmente objetos muy pequeños y oscuros.

2020 SO parece destinado, si los cálculos aciertan, a su captura por la Tierra este Octubre, permanecer en órbita durante unos meses, y seguir su camino en algún momento durante Mayo de 2021. Es decir, durante este periodo nuestro planeta tendrá una segunda luna, aunque estará solo al alcance de los telescopios de cierta potencia. Sin embargo viene con un cierto halo de misterio, ya que se está aproximando a una velocidad extremadamente lenta para ser un asteroide, y además siguiendo una órbita muy parecida y cuya reconstrucción permite deducir que estuvo muy cerca de nuestro planeta en 1966.

Todo esto abre la posibilidad de que no estemos ante un asteroide, sino ante un objeto artificial. No alienígena, sino de origen humano, la fase de impulsión de un cohete, y más concretamente de un cohete Centauro, cuyas dimensiones parecen coincidir con las estimadas para 2020 SO, entre 6 y 14 metros. ¿Hubo algún lanzamiento de un Centauro en 1966 y cuya órbita coincida con la de este visitante? La respuesta es afirmativa, el que lanzó la sonda lunar Surveyor 2, que al la postre fue un fracaso y posiblemente termino estrellándose en la Luna. El cohete impulsor siguió su camino hacia el espacio profundo, y ahora estaría de regreso. Si esta suposición es cierta o no lo sabremos las próximas semanas.

Las idea de fases de cohetes viviendo su propia aventura a través del espacio puede parecer extraña, pero no deja de ser habitual. Al final y al cabo, una vez que le han dado impulso a la sonda que transportar y separándose de ellas, nada las frena y siguen adelante. Se suele hablar de las Pioneer y las Voyager como las sondas más lejanas, por ejemplo, pero no tanto que por detrás de ellas también lo hacen las fases de impulsión que en su momento las alejaron de la Tierra y que también se dirigen hacia las estrellas. Otras, con objetivos no tan lejanos, quedaron en órbita solar y en ocasiones regresan a casa. Puede que 2020 SO sea un nuevo ejemplo de esta realidad tan poco conocida.
La órbita es increíblemente similar a la terrestre, lo que puede ser un indicio de su origen.

En 1966 se lanzó la Surveyor 2, que fue un fracaso. La etapa superior del cohete Centauro que la lanzó siguió su camino y quizás está regresando a casa.

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