Podemos tener la impresión de que conocemos la existencia de otros mundos entre las estrellas desde hace mucho, mucho tiempo, una sensación seguramente alimentada por la literatura de ciencia ficción, que bien pronto abrazó la idea de que el Sistema Solar no era un lugar único, sino que más allá existían innumerables sistemas planetarios de todo tipo y tamaño, escenarios ideales para todo tipo de fantasías alienígenas. Más tarde las series televisivas y el cine reforzó esa idea, y quien más quien menos todos hemos visto como algo normal la idea del océano de planetas existiéndose por toda la galaxia.
Y pese a ello, en realidad, solo han pasado 25 años desde que la astronomía confirmó que era una realidad, mucho después que Gorge Lucas imaginara un mundo con dos soles (que también hoy día conocemos) o que la Enterprise explorara mundos desconocidos en busca de nuevas civilizaciones. Fue un 6 de Octubre de 1995 cuando el desplazamiento radial de una estrella situada a unos 50 años-luz y conocida en aquel entonces como 51 Pegasi reveló que algo, un cuerpo de masa planetaria, estaba girando a su alrededor. Fue el principio de una nueva era, que nos ha llevado hoy día al descubrimiento de más de 4300 exoplanetas, cifra que promete ir creciendo a un ritmo acelerado a medida que nuevos medios tecnológicos en juego.
Y como es este primer planeta? No muy acogedor, ciertamente, ya que orbita a solo 7 millones de kilómetros de su estrella, por lo que se calcula que su temperatura diurna debe superar los 1.000 Cº. Es básicamente un gigante gaseoso ardiente, con un hemisferio siempre bajo la luz y otro siempre en la oscuridad, algo más frío, pero seguramente no mucho, ya que su atmósfera debe transportar el inmenso calor acumulado de un hemisferio a otro. Hoy día entraría dentro de la lista de los menos interesantes, otra piedra más en nuestro camino por encontrar otras Tierras, pero fue el primero, y por eso merece ser recordado. Su nombre actual, Dimidio, estará para siempre en los libros de historia estelar.
Puede parecernos extraño, pero no hace tanto tiempo en que, por ejemplo, aún se discutía sobre si la Vía Láctea era la única galaxia del Universo, una isla de luz rodeada de una infinita oscuridad. Y es que aunque a veces no lo parezca, estamos avanzando a una velocidad asombrosa, una carrera imparable que empezó en un lugar llamado Dimidio.
Una representación artística de la estrella de tipo solar 51 Pegasi (ahora conocida como Helvetios) y el gigante gaseoso 51 Pegasi b (ahora llamado Dimidio), de una masa estimada la mitad de Júpiter.
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