No es la primera ocasión en que una sonda toca de forma directa a un asteroide, y ahí está la Hayabusa 2, actualmente de camino a la Tierra, para recordarlo. Pero el simple hecho de conseguirlo, de ser testigos como uno de nuestros exploradores no solo observa de cerca otro mundo, sino que literalmente se acerca tanto que puedo entrar en contacto para tomar muestras, es tan extraordinario y emocionante como si fuera la primera vez. Son tantos los factores en juego, tantas cosas que pueden ir mal, que seguir escuchando a la sonda después de semejante odisea, realizada de forma completamente autónoma, es un momento electrizante. Y los integrantes del equipo humano detrás de la misión OSIRIS-Rex vivieron el suyo recientemente.
Fue este pasado 21 de Octubre cuando la sonda recibió la orden de ejecutar una de las maniobras más complejas y delicadas imaginables, el descender lentamente hacia la superficie del asteroide Bennu hasta realizar contacto con ella mediante su brazo de recolección de muestras, y después de unos pocos segundos, ascender de nuevo antes de que la propia nave terminara cayendo de forma irremediable y fatal. Todo ello rodeada de una nube de escombros levanta por la expulsión de gas nitrógeno por parte de la propia OSIRIS, con el objetivo de capturar algunos de ellos. Solo se disponen de tres pequeños depósitos de este gas, y por tanto tres son los intentos que se tiene para lograr la captura.
Aunque los datos enviados por la sonda en un primer momento ya confirmaron el contacto, las imágenes llegaron hoy, mostrando hasta que punto la llegada de la sonda a este región de Bennu, conocido como Nigthingale, creo un verdadero caos, lo que es la mejor de las noticias, ya que implica que todo funcionó como debería y el terreno era lo suficientemente poco cohesionado para poder "reventarlo" con el disparo de gas Nitrógeno y generar una lluvia de partículas y pequeños fragmentos alrededor del colector de muestras, lo que aumenta mucho las posibilidades de que, efectivamente, se haya "pescado" material de Bennu.
Deberemos esperar un poco para saberlo. Fotografías directas del colector (TAGSAM) y mediciones de su masa actual, que puede revelar cuanta, si alguna, cantidad de material se encuentra en su interior, deberán darnos una respuesta, aunque en principio, viendo las imágenes, podemos ser optimistas. Si es el caso, la OSIRIS-Rex se unirá al selecto grupo de las sondas que lo han conseguido, de momento integrado solo por las japonesas Hayabusa y Hayabusa 2. Si no es el caso, aún quedarán dos oportunidades más.
Congratulations to the entire @OSIRISREx team and all of @NASA’s partners on this mission! We are on the way to returning the largest sample brought home from space since Apollo. If all goes well, this sample will be studied by scientists for generations to come! https://t.co/rdNtObIxht
— Jim Bridenstine (@JimBridenstine) October 20, 2020
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