martes, septiembre 29, 2020

Los navegantes del cielo

El viaje de entrada y salida de nuestra atmósfera por parte de un pequeño meteoroide.

La Tierra vive bajo una constante lluvia de materia interplanetaria, en una magnitud que se puede medir en cientos de toneladas anuales. La atmósfera, como un eficaz escudo, nos protege de la inmensa mayoría de estos restos del nacimiento del Sistema Solar, incinerándolos en forma de las llamadas estrellas fugaces para las partículas más pequeñas, meteoros en el caso de objetos mayores, y meteoritos en aquellos casos que, mucha veces ya fragmentados por la fricción atmosférica, alcanzan la superficie. Esos son los destinos a elegir entre todos los que afrontan un encuentro directo con nuestro planeta. Pero en ocasiones alguno de estos viajeros sobreviven de la forma más inesperada.

De los miles que nos alcanzan, un pequeño puñado de rocas espaciales son capaces de evitar su destino al alcanzar la Tierra con un ángulo y velocidad tal que literalmente "rebotan" en las capas altas de la atmosfera, como una piedra plana, lanzada con gran velocidad y con un ángulo muy cerrado, es capaz de rebotar en el agua en diversas ocasiones antes de hundirse en ella. Solo que es estos casos, estos viajeros regresan al espacio y siguen su camino.

El último ejemplo de estas navegantes de los cielos ocurrió este pasado 22 de Septiembre de 2020, sobre los cielos del norte de Alemania y los Países Bajos, cuando una roca de tamaño aún no determinado, sobrevoló la superficie terrestre a unos 31 kilómetros por segundo, llegando hasta solo 91 kilómetros de altura antes de "rebotar" y regresas al espacio de una pieza. Tras adentrarse entre un mar de llamas, sobrevivió para contarlo. Quizás algún día regrese, una segunda oportunidad que miles de otros nunca tuvieron.

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