miércoles, septiembre 23, 2020

Tienes un poco de Vesta en ti

Restos de ese asteroide en Bennu.

La historia de Vesta es el de un cuerpo cuya evolución lo aproximaba mucho a la de los planetas terrestres, con un interior lo suficientemente caliente como para provocar una diferenciación interna y señales de haber mantenido una pequeña etapa de actividad volcánica, lo que lo diferencia completamente del resto de asteroides dentro de los cuales se clasifica y lo aproxima a lo que se podría considerar un planeta, uno enano según la actual clasificación. Aunque seguramente se podrá considerar una especie de eslabón perdido entre unos y otros.

Hace unos mil millones de años, pero, el destino le hizo afrontar una catástrofe de proporciones inimaginables, un impacto con un enorme objeto que lo destrozó, creando un cráter de unos 400 kilómetros cuando Vesta apenas supera los 500, y que implicó la pérdida definitiva de una parte significativa de su masa, que dio lugar a los llamados Vestoides. No solo eso, sino que entre un 5-10% de todos los meteoritos que caen en la Tierra anualmente proceden de Vesta, lo que da una idea de la magnitud de lo ocurrido.

Y si caen en la Tierra, pueden caer en otros planetas...y quizás en otros asteroides. Y esto es lo que parece haber descubierto la sonda OSIRIS-Rex, una serie de seis rocas claramente más brillantes que su entorno, y cuya composición química, desvelada por el espectrógrafo de la sonda, muestra que son claramente diferentes del resto de Bennu y sospechosamente cercanas a los de los Vestoides. Descartado un origen "autóctono" de este tipo de material, todo apunta al impacto de uno de estos restos de Vesta sobre la superficie de Bennu.

Las observaciones recientes revelan que no es inusual que un asteroide tenga material de otro. Los ejemplos incluyen material oscuro visto por la sonda Dawn en la propia Vesta, una roca negra observada por la Hayabusa en Itokawa, y muy recientemente, material igualmente "alienígena" detectado por Hayabusa 2 en Ryugu. Lejos de permanecer aislados los asteroides parecen vivir en una eterna danza orbital que lleva a esta curiosa mezcla, ya que sus órbitas están sujetas a fuertes variaciones, causadas por interacciones con algún planeta, grandes impactos e incluso por la presión de la luz solar. Saberlo y ver sus consecuencias ayudará a trazar el complejo camino de Bennu y otros a través del Sistema Solar.

Desvelando los restos de Vesta en otro asteroide.

Vesta, la madre de la gran familia de los asteroides Vestoides, fruto de un gran impacto que dejó un cráter casi tan grande como la propia Vesta y significó la pérdida de una parte significativa de su masa. 

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