Desvelando los patrones que siguen las tempestades de polvo marcianas.
Si algún día la Humanidad pone su pie en Marte, y no refiriéndonos a exploradores robóticos como los actuales, sino en forma de presencia de personas, sea de forma temporal o transitoria, en la superficie del planeta, deberán superar no pocos desafíos. No los que representan una atmósfera tenue, temperaturas gélidas o estar sometido a una radiación solar apenas filtrada, y por lo tanto potencialmente dañina, ya que todos ellos son factores constantes que necesariamente deberán haberse tenido en cuenta al diseñar los equipos necesarios. En realidad no hay nada más mortífero que aquellos eventos que ocurren de forma esporádica, porque nunca sabes exactamente por donde te pueden golpear. Huracanes, tornados o tormentas imprevistas son ejemplos de ello en la Tierra. El planeta rojo, por su parte, tiene las temibles tormentas de polvo, semejantes a las terrestres pero de mucha mayor extensión. A escala planetaria en algunos casos.
Por ello conocerlas, descubrir cuales son los mecanismos que las originan y los posibles patrones que siguen en su desarrollo y avance es uno de los principales objetivos de las sondas actualmente en órbita. Algo a lo que la larga vida útil de muchas de ellas (como la MRO, que lleva una década trabajando) ayuda en gran medida, al poder ofrecer observaciones y mediciones que se extienden a lo largo de diversos años marcianos, cruzando las diversas estaciones y los cambios que eso implica en las temperaturas de cada hemisferio. Son ellas, al fin y al cabo, el detonante último de su nacimiento, así como de su desarrollo posterior.
Y son en esas diferencias térmicas donde el trabajo conjunto de esta flota orbital parece haber encontrado pistas para entenderlas en toda su extensión."Cuando nos fijamos en la distribución de las temperaturas en lugar del polvo visible, finalmente vemos cierta regularidad en las grandes tormentas", explica David Kass del Laboratorio de Propulsión a Chorro, en Pasadena. "Reconocer un patrón en la ocurrencia de tormentas de polvo regionales es un paso hacia la comprensión de las propiedades fundamentales que las controlan. Todavía tenemos mucho que aprender, pero esto nos da un valioso punto de partida". Y no solo de ellas, sino de como afectan a su entorno, ya que pueden registrarse diferencias de hasta 35ºC entre el aire del interior y el situado fuera de ellas, con los inevitables movimientos que eso provoca.
Dejando de lado las globales, aquellas que rodean el planeta entero (de la que hemos sido testigos en dos ocasiones desde 1997) y que no conocemos lo suficiente para profundizar tanto en sus mecanismos internos, las tormentas marcianas se pueden clasificar en 3 categorías.
Clase A: Aquellas que nacidas en el Norte, se desplazan hasta adentrarse en el hemisferio Sur cuando este se encuentra en plena Primavera. La luz solar absorbida por el polvo aumenta la temperatura de la atmósfera, y con esta inyección de energía, la velocidad de los vientos. Estos, al ser más fuertes, levantan aún más, polvo, lo que amplifica aún más la potencia del temporal, tanto en extensión horizontal como en vertical.
Múltiples pequeñas tormentas se forma y circulan alrededor del Polo
Norte durante el Otoño septentrional, en una forma parecida a las
tormentas árticas. Pero
"en Marte, algunas de ellas se desprenden y se dirigen hacia el sur a lo
largo de pistas favorables", explica Kass. "Si cruzan al hemisferio
sur, donde es primavera, se calientan y pueden
convertirse en tormentas de clase A"
Clase B: Empiezan cerca del polo sur poco antes del comienzo del Verano austral. Su origen podría encontrase en los vientos generados por el borde de la capa de hielo de dióxido de carbono en retirada. Varias tormentas pueden contribuir a una neblina regional.
Clase C: Hacen acto de presencia una vez se disipan las de clase B. Se origina en el Norte durante el Invierno boreal (verano austral) y se mueve hacia el hemisferio sur como si fuera de clase A. Son mucho más variables en términos de intensidad, temperatura y extensión que las otras dos.
Hoy día la Primavera y el Verano del hemisferio sur son mucho más cálidos que sus equivalentes norteños, debido a que notable la excentricidad de la órbita de Marte pone el planeta más cercano al Sol cerca del final de la Primavera austral. Por ello se le puede considerar estas estaciones las más polvorientas del año, así como el momento en que es más probable que se formen tormentas globales. Todo ello conforman un patrón de comportamiento, define los posibles caminos que estas monstruosas manifestaciones del clima marciano y ofrecen una guía para el futuro. Quizás algún día, un esquema parecido, o esperemos aún más amplio y profundo, sea clave para la supervivencia de los primeros humanos que caminen sobre la superficie de Marte.
Este gráfico muestra los datos de temperatura atmosférica marciana relacionados con la aparición de grandes tormentas regionales. Fueron recogidos por la MRO en el transcurso de la mitad de un año marciano, durante 2012 y 2013. La codificación por colores indica las temperaturas diurnas de una capa de la atmósfera situada a 25 kilómetros por encima del nivel del suelo, que corresponde a la barra de colores de referencia en la parte inferior de la gráfica.
Datos de temperatura atmosférica tomada durante una tormenta de polvo regional. Los perfiles de temperatura se extienden desde la superficie a aproximadamente 80 Kilómetros. Las temperaturas están codificados por colores, de -153º (púrpura) a -23º (rojo).
NASA Mars Orbiters Reveal Seasonal Dust Storm Pattern
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