Actividad hidrotermal reciente podría estar detrás de los famosos puntos blancos de Ceres.
Han sido el centro de atención desde la llegada de Dawn, un elemento inesperado que daba un toque de misterio a un pequeño mundo por otra parte mucho más seco y accidentado de lo esperado, lleno de grandes cráteres tan agrestes que indicaban una menor presencia de hielo de agua de lo estimado anteriormente. Incluso se maneja la teoría que no estamos ante un cuerpo con un interior diferenciado, como ocurre con los planetas y grandes lunas, sino ante algo más homogeneizo, una masa rocosa mezclada con hielo, que quizás no representa más de 30 o 40% del total. Sin embargo estos últimos datos no quitan interés astrobiológico a Ceres. Bien al contrario, el más reciente de los estudios publicados nos señalan un nuevo escenario realmente apasionante. Y es que los famosos puntos blancos podrían ser la señal de la presencia, en tiempos recientes, o incluso hoy día, de actividad hidrotermal.
Esta son las conclusiones extraídas de los datos enviados por Dawn sobre la composición química del ya famoso cráter Occator, donde reside la mayor y más brillante de estos puntos blancos, así como de algunos de los otros 130 localizados en toda la superficie. Y si inicialmente se interpretaron como depósitos salinos, especialmente sulfato de magnesio, ahora nuevos análisis desvelan una historia mucho más complicada y fascinante, ya que delatan que en realidad el elemento dominante es el carbonato de sodio. Carbonatos, y en unas concentraciones nunca vistas fuera de la Tierra. ¿Y que importancia tiene algo así? Que se forman en zonas donde el agua tuvo presencia activa, especialmente allí donde existe actividad hidrotermal.
Más importante aún es que casi todos estos puntos blancos salinos están relacionados con cráteres. Teniendo en cuenta que estas sales no pudieron ser depositadas por el impacto de asteroides, eso significa que proceden del interior de Ceres, posiblemente por el agua que se filtró al exterior, se sublimó y dejó estos depósitos de sales como señal de su paso. El calor del impacto podría haber colaborado en la aparición y salida a la superficie del agua líquida, pero los astrónomos creen que en realidad tiene más que ver con el calor interno del propio planeta enano, más alto de lo que creía. Y en el caso de Occator, estamos hablando de un cráter de "solo" 80 millones de años, ayer mismo en tiempo cósmico.
El escenario que ahora se maneja es la existencia de actividad hidrotermal subterránea, que al fracturarse la corteza a causa del impacto, empujó el agua hacia la superficie. Y si este es el caso de Occator, que es tan joven, eso abre la intrigante posibilidad de que hasta tiempo recientes, e incluso hoy día, siga existiendo un océano, o al menos grandes depósitos allí donde la concentración de sales (que disminuye su punto de congelación) sean mayores. Teniendo en cuenta esta idea, uno no puede ver en el domo que corona Occator el lugar donde el agua emergió hacia el exterior, desapareciendo rápidamente una vez expuesta al vació, pero dejando atrás su valiosa carga de carbonatos.
Aunque quizás no tan espectacular como Plutón, con un aspecto más parecido a de nuestra Luna, ahora las cosas parecen haber cambiado radicalmente. Estos nuevos datos revelan, de confirmarse, un mundo no solo activo en tiempo recientes, sino con un notable potencial astrobiológico. Ceres no se resigna así a quedar a la sombra de ese lejano planeta enano, con el que comparte categoría, emergiendo ahora como un lugar digno de ser explorado en profundidad y desde la misma superficie. Quizás algún día.
Los datos del espectrómetro de luz visible e infrarrojos (visible and infrared mapping spectrometer o VIR) delatan la naturaleza carbonatada de la espectacular zona blanca de Occator. En rojo allí donde las concentraciones de carbonatos es más alta. En realidad no se había visto nada parecido fuera de la Tierra hasta ahora.
El otro lugar del Sistema Solar donde hemos detectado estos materiales, Encélado, donde la presencia de actividad hidrotermal es ahora evidente. También tenemos datos de la presencia de amoníaco, otro elemento que lo liga a esta luna de Saturno, y que refuerza la idea de que Ceres no se formó en su posición actual, sino en zonas mucho más alejadas del Sol.
Recent Hydrothermal Activity May Explain Ceres' Brightest Area
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