Todos quieren ir al planeta rojo. EEUU lo hace y lo seguirá haciendo, al igual que Europa. India llegó con Mangalyaan en la primera misión interplanetaria de su historia, aún en activo. China tiene planes para misiones orbitales y de superficie, los Emiratos Árabes Unidos también lanzarán en 2020 su propia sonda, y hasta una compañía privada como Space X ya anunció ambiciosos planes marcianos, que incluyen un primer viaje no tripulado tan pronto como en 2018. Si alguien tenía dudas de que Marte será el primer planeta donde la Humanidad ponga sus pies, y quizás donde se establezcan los primeros Humanos fuera de la Tierra de forma permanente, este apretado calendario debería disiparlas por completo. Es el futuro, guste o no.
Un futuro del que Japón no quiere quedar atrás. Ya lo intento hace años, con la fallida Nozomi. Pero en Agosto de 2022 el País del Sol Naciente regresará a Marte. O más exactamente iniciará el camino hacia sus dos pequeñas lunas, consideradas durante tanto tiempo como asteroides capturados, pero de cuyo origen actualmente se tienen más dudas (Su composición no encaja exactamente con ningún tipo conocido de asteroide, tiene órbitas muy circulares y su porosidad hace complicado imaginar como pudieron sobrevivir a un proceso de captura), aumentado por ello las posibilidades de que nacieran con el propio planeta, o más concretamente, de los restos de un gran impacto que un día sacudió el planeta rojo. De ser así serían auténticos fósiles del pasado. Su estudio, por no hablar del envío de muestras para su análisis, tendría un valor excepcional. Y es ahí donde la sonda japonesa conocida como MMX (Martian Moons eXploration) tendrá su objetivo.
Ya aprobada por el ejecutivo japonés y con fecha de lanzamiento asignada, la misión MMX, basada en la tecnología de las sondas Hayabusa y Hayabusa 2, no puede ser más extraordinaria, sacando partido de la ínfima gravedad de ambos cuerpos para realizar una trayectoria sin duda compleja y arriesgada: Entrando en órbita alrededor de Fobos en 2023, para posteriormente aterrizar en el, recoger muestras del subsuelo, despegar de nuevo (la llamada etapa de retorno, dejando atrás un módulo con toda una serie de instrumentos científicos que seguirán su investigación propia), realizar diversos sobrevuelos de Deimos y finalmente abandonar la órbita de Marte (Mayo de 2026) para regresar a la Tierra con las valiosas muestra, que deberían llegar en Abril de 2027.
Dos cámaras (panorámica y de alta resolución), un altímetro LIDAR con el cual generar un modelo en tres dimensiones de Fobos y Deimos, y una serie de espectrómetros (infrarrojo, de neutrones y de rayos gamma) para analizar la composición química de ambos sería el equipo científico de MMX, mientras que el módulo llevaría un variado equipo, como un radar para estudiar el subsuelo, un sismómetro para captar cualquier movimiento sísmica (causado por impactos o por las mareas gravitatorias de Marte), un radiómetro (para medir la energía térmica emitida), un penetrador y quizás lo que resulta más curioso, un pequeño rover de alguna clase.
Quedan 6 años para su lanzamiento, y con el paso del tiempo iremos sabiendo nuevos detalles de ella. Lo que si podemos estar seguros es que en Agosto de 2022 esta sonda será lanzada. Y es posible que otras (como PHOOTPRINT o la rusa Fobos-Grunt 2, ambas a la espera de ser aprobadas) sigan el camino abierto hacia Fobos y Deimos. Marte y sus dos pequeñas lunas cada vez nos llaman con mayor intensidad.
El complejo viaje de MMX. Visitar Fobos y Deimos, con su ínfima gravedad, y extraer muestras de alguno de ellos, es mucho más sencillo que intentar aterrizar en Marte, permitiendo desarrollar una misión de recogida y envío de material con un presupuesto limitado. La experiencia de la JAXA en este tipo de misiones aún lo hace más recomendable.
Reunión de trabajo sobre MMX y la exploración de Marte y sus lunas realizada el 15 de Febrero en el Tokyo Institute of Technology.
Misión MMX: una sonda japonesa para traer muestras de las lunas de Marte
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