Con Juno a las puertas del gigante joviano, afrontado la fase final de su aproximación que culminaría el 4 de Julio con su entrada en órbita, el mayor planeta del Sistema Solar está de nuevo en primera línea de interés, al menos para la comunidad astronómica. Ciertamente no lo dejó de estar nunca realmente, pero ahora está viviendo un renovado interés a rebufo de esta nueva sonda interplanetaria.
Dentro de esta nueva fase se puede englobar un nuevo y ciertamente espectacular trabajo de exploración de Júpiter, en que un equipo científico utilizaron las antenas del National Science Foundation’s Very Large Array (VLA) para adentrarse hasta 100 Kilómetros por debajo de las nubes del planeta. "Era una zona previamente inexplorada", explica Imke de Pater, de la Universidad de California."Estas observaciones nos da nueva información importante acerca de las temperaturas, presiones y movimientos del gas en estos niveles de la atmósfera", agregó. Las nuevas imágenes proporcionan detalles que no estaba disponible hasta ahora, al poder ser comparadas con otras en luz visible tomadas aproximadamente al mismo tiempo, y así poder asociar las estructuras "subterráneas" con las que podemos ver en "superficie".
Se revela así que las estructuras y fenómenos climáticos que vemos en las nubes del planeta tienen efectos decenas de kilómetros de profundidad. Existe una correlación entre lo que vemos y como se organizan las capas nubosas más profundas. Aunque no del todo, ya que estas nuevas imágenes por radar muestran estructuras que no parecen tener relación alguna con lo que ocurre por encima de ellas, evidencias de lo que los científicos creen que se trata de columnas de gas ascendentes, responsable de los "puntos calientes" en la atmósfera del planeta. La Gran Mancha Roja, quizás la característica más famosa en Júpiter, también sigue siendo prominente a decenas de Kilómetros de profundidad, junto con tormentas similares, más pequeñas.
Aunque lógicamente ya se habían realizado otros estudios por radar similares, nunca se había logrado tal nivel de detalle, ya que los radiotelescopios deben reunir ondas de radio emitidas por un objeto de una cantidad significativa de tiempo, como un tiempo de exposición en una cámara, para lograr generar una imagen que sea útil para los astrónomos. Sin embargo, Júpiter gira tan rápidamente (menos de 10 horas) que solo de disponían de unos minutos. Para superar este obstáculo, los investigadores aprovecharon las capacidades mejoradas del VLA, sumándole una técnica innovadora de reducción, para dar lugar a resultados que proporcionan nuevos conocimientos sobre la estructura y dinámica de la atmósfera del planeta gigante.
Júpiter levanta el colorido velo que cubre su rostro. Es solo el principio. A partir de Julio, con Juno ya en órbita, llegará la hora de conocerlo realmente en profundidad.
Las antenas del National Science Foundation’s Very Large Array (VLA), cerca de Socorro, Nuevo México.
El tan conocido y familiar aspecto de Júpiter. Sin embargo solo vemos el techo de su capa de nubes. Debajo de ellas se esconden otras capas igualmente complejas, y aún a más profundidad se convierte en un mundo mucho más extraño de lo que podemos imaginar.
VLA radio map reveals what lies deep below Jupiter’s visible clouds
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