Se hizo esperar. Ciertamente el intento anterior casi podría haberse considerado un éxito, ya que su pérdida se produjo por el fallo de una de sus patas de soporte, que no se desplegó correctamente, haciendo que el cohete finalmente se escorara y cayera después de aterrizar, pero en todo lo relacionado con el espacio, los "casi" no existen. Lo logras o no. Sin punto medio ni posiciones intermedias. Por ello el vuelo anterior fue a la práctica un fracaso ( aunque seguro que se tomó buena nota de lo que no fue bien), y el ocurrido hace unas horas fue un éxito. Finalmente. La insistencia por ello y la determinación de no rendirse tuvo su recompensa.
A las 20:43 UTC del pasado 8 de Abril, y en un lanzamiento sin problemas ni aplazamientos que auguraba que esta vez era la buena, un cohete Falcon 9 desde la rampa SLC-40 de la base aérea de Cabo Cañaveral en Florida. En su interior la nave de carga Dragon, con víveres y equipos para los habitantes de la ISS, aunque lo más destacable era el pequeño módulo experimental inflable BEAM (Bigelow Expandable Activity Module) de la empresa Bigelow, que una vez llegue a la estación será acoplada al módulo Tranquility. Este módulo experimental, que viaja en la Dragon comprimida hasta dimensiones de 2,2 x 2,4 metros, se expandirá hasta alcanzar los 4 x 3,2 metros.
Durante su misión de prueba de 2 años, los astronautas de la ISS entrarán en el módulo durante unas horas varias veces al año para recuperar datos de los sensores y evaluar las condiciones ambiénteles, permitiendo a los investigadores medir qué tan bien este tipo de estructuras protege contra la radiación solar, los desechos espaciales y la contaminación, antes de ser desacoplado y enviado hacia la atmósfera terrestres para su incineración. Los módulos expansibles son una interesante opción de futuro, que están diseñados para ocupar menos espacio en un cohete, pero proporcionar un mayor volumen para vivir y trabajar en el espacio una vez expandido. Si BEAM supera la prueba con éxito, se abrirán caminos más que interesantes.
Pero sin lugar a duda la estrella de la jornada (aunque técnicamente una meta secundaria, ya que la primaria, lógicamente, es que Dragon llegue a la órbita terrestre) era el nuevo intento, el 5º, de hacer aterrizar la primera fase de impulsión del Falcon 9 en la pequeña plataforma marina o barcaza de Space X conocida como Of course I still love you (teniendo la 2ª en servicio el nombre igualmente curioso de Just read the instructions). Un objetivo diminuto en medio del océano Atlántico. Pese a ello todos los intentos anteriores habían llegado hasta ella, fallando "solo" el aterrizaje propiamente dicho. Así había sido en los 4 intentos anteriores. Casi lo consiguieron. Pero el casi no es suficiente. Pero esta vez la acumulación de experiencia dio sus frutos.
Una vez dado el impulso necesario a Dragon, Falcon 9 cumplió perfectamente su plan de regreso, llegando hasta la barcaza y realizando, esta vez si, un aterrizaje perfecto, a pesar incluso de los fuertes vientos reinantes. Un paso vital para los planes de Space X, que tiene en el abaratamiento de los lanzamientos que implicará el poder recuperar y reutilizar con relativa rapidez el mismo cohete una y otra vez, el pilar básico de sus proyectos a medio y largo plazo. Tanto por el mismo vehículo como, en el caso de los aterrizajes en alta mar, un notable ahorro de combustible, al no necesitar alcanzar tierra firme, que además implica superar unos obstáculos burocráticos igualmente costosos.
Por todo ello, es un día para recordar. Hoy el futuro está un poco más cerca.
Así es el viaje de la primera etapa del Falcon 9, desde el lanzamiento hasta el aterrizaje en alta mar.
El cohete Falcon 9 antes del despegue. En la parte superior vemos a la Dragon. En la parte inferior las pequeñas "alas" que permitirán al cohete ajustar su trayectoria durante el descenso.
Lanzamiento de la Dragon SpX-8 y primer aterrizaje de un Falcon 9 en la barcaza
NASA Cargo Headed to Space Station Includes Habitat Prototype, Medical Research
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