Existió un tiempo en que la idea de tener una luna, una compañera de viaje, era algo muy exclusivo. Primero solo de la Tierra, después, con los primeros telescopios haciendo acto de presencia, se le sumaría Júpiter y sus 4 satélites galileanos, nombre recibido en honor a su descubridor y que tan importantes fueron para dar los primeros golpes mortales a la ya caduca visión geocéntrica del Universo. Después estas se multiplicaron, en número y tamaño, hasta dejar a Mercurio y Venus como los únicos planetas sin luna. Una situación atípica, ya que finalmente hasta los asteroides se apuntaron a la fiesta, mostrando que pueden también tenerlas. Hoy día el reino de las lunas es basto y extraordinariamente complejo, hasta el punto de ser en no pocas ocasiones tan o más interesantes que sus respectivos mundos.
Plutón no es una excepción. Con son 5 lunas, una enorme y 4 de pequeño tamaño pero extrañas y desafiantes para los astrónomos, como nos desveló New Horizons, es actualmente uno de los sistemas más complejos del Sistema Solar. Pero el reino lunar, como vamos descubriendo, no tiene límites.
Makemake (del dios creador de la mitología de los habitantes de la isla de Pascua) es uno de los planetas enanos que pueblan el Cinturón de Kuiper, el tercero en tamaño y el segundo más brillante, y considerado, dentro de esta amplia familia, de la misma clase que Plutón, aunque con sus 1400 Kilómetros de diámetro es bastante más pequeño que el. Una semejanza que ahora se acentúa, ya que si este último tiene lunas, ahora el Hubble logró sacar de la oscuridad que también el tiene compañía: Una pequeña lunita, de unos 160 Kilómetros de diámetro según se deduce de su brillo, 1300 veces más débil que el del planeta enano y que se mueva a unos 20.900 kilómetros de la superficie. Se une así a Plutón, Eris y Haumea como planeta enano con su propia luna.
Queda mucho trabajo por delante hasta que tengamos una idea más aproximada de su naturaleza, pero de momento ya tenemos el primer misterio: MK 2 (su nombre provisional) es tan oscuro como el carbón, lo que parece sorprendente dado que Makemake es tan brillante. Por su lado observaciones adicionales del Hubble deberán ayudar a revelar la forma de su órbita, y con ella de su posible origen. Si es circular, probablemente nació por un gran impacto en el planeta enano, al igual que todo parece indicar que ocurrió en Plutón. Pero si es elíptica, esto indicaría que fue un astro libre, en órbita solar, hasta que el planeta lo capturó. El tiempo, esperemos, nos dará una repuesta.
Pero más importante aún, la existencia de MK2 ayudará y mucho a conocer mejor las características de Makemake, ya que de la velocidad orbital de su luna, y conociendo la distancia, se puede extraer información como su densidad, y de posibles variaciones, irregularidades en la concentración de su masa. Para los astrónomos, que un objeto tan lejano y apenas distinguible tenga compañía es un regalo, una ventana que de otro modo estaría casi cerrada. "El descubrimiento de esta luna nos ha dado la oportunidad de estudiarlo con mucho mayor detalle de lo que jamás hubiéramos podido sin esta compañera", explica Alex Parker, del Southwest Research Institute y que lideró el equipo responsable del hallazgo.
Lunas cercanas, lunas lejanas, lunas por todas partes. Así es el Sistema Solar, un reino planetario, pero aún más, un reino lunar.
Makemake y su pequeña luna, vistas por el Hubble. Extremadamente tenue, ya que es tan oscura como el Carbón, ser capaces de distinguirla perdida como está en el resplandor del planeta enano, que por el contrario refleja una gran cantidad de luz solar, fue todo un logro para este equipo de astrónomos, y una nueva demostración de las capacidades del veterano Hubble.
Distant Dwarf Planet Makemake Has Its Own Moon!
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