La ciencia ficción no está atada al mundo real en el sentido más estricto de la palabra, y aunque siempre intentando dentro de lo posible basarse en elementos que "podrían" ser realidad algún día, y de ellos visualizar un futuro plausible dentro de lo fantástico, el discurrir de la historia avanza por otros caminos, aparecen elementos en juego que en su momento nadie podía ni soñar que cambian las reglas establecidas por completo, y sus propuestas, finalmente, quedan desfasadas, como simpáticas fantasías para una tarde de lectura amena o de disfrute audiovisual. Pero en ocasiones, entre tantos"disparos al aire" fallidos, alguno terminan dando dando en la diana de forma sorprendente. Aunque sea después de 55 años de espera.
Nebo Zovyot (conocida internacionalmente como The Sky Calls) fue un film soviético, producido por Aleksandr Kozyr y Mikhail Karyukov, y filmada en los Estudios de cine Dovzhenko en 1959. Una fecha no casual, ya que estábamos en el amanecer de una carrera espacial de que la URSS había dado el primer paso, adelantándose a los confiados EEUU, que tardarían unos años en reaccionar y finalmente superar este golpe imprevisto. La película, aunque se proyectaba hacia un futuro con estaciones espaciales y planes para la conquista de Marte, todo liderado, como no podías ser de otra forma, por la URSS.
La película es el fiel reflejo de la Guerra Fría, del enfrentamiento entre ambas potencias, y lógicamente "barre para casa": Los soviéticos son nobles, eficientes y siempre dispuestos para afrontar cualquier riesgo y hace lo necesario para salvar a otros viajeros espaciales en peligro...aunque estos sean unos no demasiado confiables astronautas de los EEUU, cuya incompetencia, por no hablar de imprudencia rozando la estupidez por querer adelantarse como sea en el viaje al planeta rojo, les lleva directos a la catástrofe. Pero la amistad terminará imponiéndose por encima de todas las barreras. Una película de aventuras espaciales notable para la época, incluso a pesar de la inevitable carga propagandística, hija de la época y las circunstancias políticas del momento.
Pero si un detalle destaca de ella es que se imaginó un cohete aterrizando suavemente en una plataforma marina. Una idea absolutamente irreal en la época, donde ya era mucho que pudieran despegar sin problemas. Fuera un de estos "disparos al aire" que acierta por siempre casualidad, fuera porque sus autores creían que un día sería posible, lo cierto es que la secuencia del aterrizaje nos resulta tremendamente familiar, ya que hace unos día vivimos este hecho histórico de la mano del cohete Falcon 9, convertido en una realidad palpable, y no como un logro puramente anecdótico, sino como piedra angular de un proyecto que busca abrir de par en par las puertas del espacio.
No deja de ser una curiosidad, y aunque no es exactamente lo mismo (en Nebo Zovyot somos testigos de la llegada de una nave tripulada, y no parte de un cohete) ciertamente los parecidos están ahí. Medio siglo después de ser soñado en un film soviético, sería una empresa privada de los EEUU quién lo convertiría en realidad. Un pequeño capricho del destino.
Ciencia-ficción made in URSS.
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