Cuando la imaginación adivina el futuro.
El 2 de enero, la New Horizons protagonizó el sobrevuelo más lejano jamás realizado (por ahora), y nos está enviando ya las primeras imágenes de Ultima Thule. Todos, tanto los científicos como los simples aficionados, como es el que aquí escribe, no pudimos sino asombrarnos ante esa especie de "muñeco de nieve", la visión de dos objetos claramente independientes besándonse con delicadeza en un baile eterno. No se había visto nada parecido. Ciertamente se habían encontrado cometas de los que se pude intuir que son dos cuerpos antaño independiente, pero nunca con tal claridad. El primer paso en el nacimiento de un planeta congelado en el tiempo.
Sin embargo, y no es la primera vez, revisando el pasado podemos encontrar que ya hubo gente que anticipó algo parecido, en épocas que ni tan solo el Cinturón de Kuiper era conocido. Hace 50 años, un científico y artista del Planetary Science Institute, Bill Hartmann, ilustró la posible apariencia del resultado de la colisión a muy baja velocidad entre dos asteroides. El resultado fue un auténtico ejercicio de visualizar el futuro con una certeza asombrosa.
Todo empezó en 1969. Los astrónomos de la Universidad de Arizona, Larry Dunlap y Tom Gehrels, detectaron que el asteroide 624 Hektor, mucho más allá del cinturón principal de asteroides, mostraba cambios extremos en el brillo cuando rotaba. El propio Hartmann y Dale Cruikshank (en aquel entonces en la Universidad de Hawái),demostraron que el cambio de brillo no era causado por diferencias en la reflectividad del material de la superficie, sino por una forma alargada muy inusual.
Hartmann se sintió intrigado por como algo así podría haberse formado en el sistema solar primordial, por colisiones de asteroides a baja velocidad, desde las cuales crecían los planetas. Estos cuerpos, del que no se conocía ninguno en ese momento, y eran por tanto simples conceptos teóricos, se denominaron asteroides "binarios compuestos", indicando que estaban en contacto directo, en lugar de orbitar alrededor uno del otro.
La pintura de Hartmann en 1978 mostró el concepto binario compuesto los colores grises de La Luna. No se habían visto tales cuerpos a corta distancia, pero Hartmann quería describirlos. "Mis pinturas astronómicas no son solo vuelos de fantasía, sino un intento serio de hacer algo hermoso y realista a partir de lo que los humanos hemos aprendido sobre otros mundos". Para 1980, Cruikshank y Hartmann habían demostrado que muchos cuerpos en el Sistema Solar más exterior tenían un color marrón rojizo oscuro, y sus pinturas de 1980 y 1996 agregaron dichas estimaciones. El resultado se parece de una forma extrodinaria a lo visto por la New Horizons.
Ultima Thule no es solo el primer ejemplo obvio de una estructura binaria compuesta, sino que también se parece mucho a la visualización de Hartmann de 1996. Incluso acertó en incluir una línea de material brillante en la zona de contacto, allí donde colisionaron a cámara lenta. Todo un ejemplo de como, en ocasiones, la imaginación, combinada con el conocimiento, por exiguo que en ese momento sea, puede abrirnos las puertas a un futuro aún a décadas por delante. Un ejemplo de porque nunca debemos dejar de soñar.
Y el sueño se hizo realidad.
PSI Scientist Anticipated "Snowman" Asteroid Appearance
No hay comentarios:
Publicar un comentario