El paso de 2018 a 2019 fue ciertamente vibrante a nivel espacial, con New Horizons sobrevolando Ultima Thule y China logrando alunizar en la cara oculta de La Luna con la Chang'e 4. Pero no fueron las únicas, ya que hubo un tercer protagonista de estos días de locura, que quedó a la sombra ante lo histórico de sus logros, pero que igualmente merece ser mencionada, ya que a su manera también hizo historia.
Así, mientras en La Tierra se celebraba el paso de año, la OSIRIS-Rex, mediante un encendido de 8 segundos de sus impulsores, frenaba lo suficiente para que la tenue gravedad del asteroide Bennu lo atrapara, marcando así dos hitos: Es el cuerpo celeste más pequeño al que nunca hemos logrado poner una sonda en órbita, y la que se sitúa a menos altura, a solo 1.75 Kilómetros por encima de la superficie. Dos records en uno."El equipo continuó su larga serie de éxitos ejecutando perfectamente la maniobra de inserción de órbita", dijo Dante Lauretta, investigadora principal de OSIRIS-REx en la Universidad de Arizona, Tucson."Con la finalización de la campaña de navegación, estamos esperando iniciar pronto el estudio del asteroide y la fase de selección de lugares para la toma de muestras".
No era sencillo, y por eso la sonda estuvo durante semanas siguiéndolo en su viaje, realizando una serie de aproximaciones y reuniendo información sobre Bennu, especialmente su forma y campo gravitatorio, con tal de definir por adelantado cual sería el comportamiento de su trayectoria una vez en órbita. Al fin y al cabo las ataduras gravitacionales son tan tenues que factores externos, como la radiación térmica emitida por el propio asteroide o la que produce la luz solar, podrían ser por momentos dominantes. De ahí que incluso ahora su equipo de vuelo deberá estar muy atentos y listos para corregir cualquier desviación. Una etapa concluye, pero el auténtico desafío justo acaba de comenzar.
En esta primera fase orbital el objetivo principal será alejarse de la navegación basada en estrellas y pasar a otra basada en puntos de referencia en la superficie, una técnica más precisa que finalmente los guiará a un sitio de recolección de muestras sin obstáculos. Otro objetivo crítico de esta fase será lograr una mayor compresión de la masa y la gravedad de Bennu, características que influirán en la planificación del resto de la misión.Algo que solo es posible situando a la OSIRIS-Rex muy cerca de el.
Es solo el principio de la aventura. Una que empezó a principios de este año. Como las otras dos, igualmente fascinantes, que han monopolizado las portadas.
Bennu visto por la cámara de navegación el 19 de Diciembre, aquí como una estrella muy brillante debido a la larga exposición. A la izquierda podemos ver a la Tierra y La Luna, a unos 114 millones de kilómetros de distancia.
Maniobras previas a la entrada orbital, que permitió tener una idea más clara de la forma y el campo gravitatorio de Bennu, y así afrontar con éxito su entrada en órbita.
NASA’s OSIRIS-REx Spacecraft Enters Close Orbit Around Bennu, Breaking Record
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