jueves, enero 10, 2019

Cristales eternos

¿Se convertirá nuestro difunto Sol en una joya de cristal?

La evolución de las estrellas con una masa parecida a la nuestra, lo que se conoce como enanas amarillas, es, resumiéndolo mucho, entrar en un caos interno al agotarse el hidrógeno de su núcleo, expandirse hasta convertirse en una inestable gigante roja, y finalmente expulsar sus capas externos hasta quedar solo su antiguo corazón desnudo. Es lo que se conoce como una enana blanca, un cuerpo extremadamente denso, que brilla por el calor residual y con el tiempo se termina apagando en forma de una enana negra, aunque de forma tan y tan lenta que, en realidad, ninguna estrella ha tenido tiempo aún de llegar a ese estado.

Este es el camino que seguirá el Sol. Convertirse en una enana blanca en el centro de un sistema planetario reducido a cenizas. Sin embargo lo que ocurra partir de ese punto no está tan claro como parece, y hace medio siglo, teóricos predijeron que estos cuerpos se solidificarían en cristal con el paso del tiempo. Y ahora quizás esa escenario puede ser más real de lo que imaginábamos.

Así lo defienden un equipo liderado por el físico Pier-Emmanuel Tremblay, de la Universidad de Warwick, Inglaterra, y que estudió las mediciones de Gaia de aproximadamente 15,000 enanas blancas, todas ellas ubicadas dentro de los 330 años luz de distancia. Estos datos revelaron una sobreabundancia de este tipo de cuerpos celestes con colores y brillos que no pueden explicar por su edad o masa. Los modelos aplicados sugiere que esto es causado por la cristalización del interior de las enanas blancas, que liberaron suficiente calor para reducir su velocidad de enfriamiento."Esta es la primera evidencia directa de que se cristalizan, una transición de líquido a sólido", dijo Tremblay. "Hace 50 años se predijo que deberíamos ver un aumento en el número de enanas blancas con ciertas luminosidades y colores debido a la cristalización, y solo ahora se ha observado".

La cristalización es similar a la congelación del agua. Pero el material en este caso es el oxígeno y el carbono, y se cristaliza a temperaturas que no son precisamente frías. Según este estudio el proceso se pone en marcha cuando el interior se enfría a unos 10 millones de grados Celsius. El resultado es probablemente un núcleo compuesto de oxígeno cristalizado y un manto dominado por el carbono."No solo tenemos evidencia de liberación de calor al solidificarse, sino que se necesita una cantidad de energía considerablemente mayor para explicar las observaciones. Creemos que esto se debe a que el oxígeno se cristaliza primero y luego se hunde hasta el núcleo, un proceso similar a la sedimentación en un lecho de un río. Esto empujará el carbono hacia arriba y esa separación liberará energía gravitacional".

Unos cadáveres cristalizados para la eternidad. Idea sin lugar a duda fascinante, y con un evidente toque romántico.

La vida del Sol y más allá.

The Sun Will Turn Into a Giant Crystal Ball After It Dies

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