Observando la rotación de Ultima Thule durante la aproximación final.
Uno de los misterios más prematuros que nos ofreció la visita a este pequeño mundo del Cinturón de Kuiper es que su brillo, ante los ojos de la New Horizons, no cambiaba demasiado, algo extraño al tratarse de un cuerpo de forma irregular. Al girar sobre si mismo debería experimentar variaciones de luminosidad notables, pero no era así. Se propusieron varias hipótesis, entre ellas, la que se consideraba más probable, la que proponía que su eje de rotación apuntaba en la dirección por donde se aproximaba la sonda, como si estuviéramos viendo una hélice girando sobre si mismo, por lo que la superficie que nos mostrara siempre fuera la misma. Eso explicaría su resplandor constante.
Y eso fue exactamente lo que nos encontramos. En este caso dos cuerpos independientes, unidos en un suave beso eterno, girando sobre si mismos y con su eje de rotación mirando hacia el recién llegado. La lenta descarga de datos permite ahora reconstruir ahora parte del trayecto de aproximación, haciendo claramente visible la rotación de Ultima Thule (o sería mejor decir Ultima y Thule), estimada en unas 16 horas terrestres.
La secuencia abierta siete horas, entre las 20:00 UT del 31 de diciembre de 2018 y las 05:01 UT del 1 de enero de 2019. Durante este espacio temporal la distancia pasó de 500.000 a 28.000 Kilómetros, algo que queda visualmente de manifiesto con la mejora espectacular en la resolución. Una increíble baile en las tinieblas.
Ultima Thule es un mundo diminuto, pero queda claro que es un lugar fascinante, y que todo el esfuerzo y interés por explorarlo estaba justificado. Y lo mejor, en forma de imágenes cuya resolución superarán a las tomadas en Plutón, aún están por llegar.
Aproximándonos a un nuevo mundo. O sería mejor decir, a dos.
Incluso con las imágenes "en bruto", sin tratar, Ultima Thule resulta increible de observar.
New Movie Shows Ultima Thule from an Approaching New Horizons
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