Revelando a Ícaro, la estrella más lejana conocida.
Cuando su luz partió de ella, hace unos 9.000 millones de años, nuestro Sistema Solar apenas se estaba formando y la Tierra era solo un proyecto de mundo, muy lejos aún de convertirse en el oasis azul que nos acoge. Tan cerca del inicio mismo del Universo que actualmente, a causa de su constante expansión, incluso se encuentra más lejos de lo que la vemos ahora, a unos 14.000 millones. O al menos sus restos, porque siendo como era un astro gigantesco, seguramente ya hace mucho que dejó de existir. Con toda probabilidad estamos viendo un fantasma, uno que marca el cuerpo celeste más lejano conocido. Hasta ahora solo podías ver galaxias, que no dejan de ser enormes agrupaciones de estrellas. Ahora hemos sido capaces de observar un habitante individual de la más remota frontera.
"Se trata de una enorme estrella azul, cuyos fotones han tardado 9.000
millones de años luz en llegar a la Tierra, lo que equivale al 70% de la
edad del universo, pero como este está en expansión, ahora la estrella
se encuentra a 14.000 millones de años luz", explica Pablo Pérez
González, investigador del departamento de Física de la Tierra y Astrofísica de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), una de las instituciones que han participado en el descubrimiento. Ninguna tecnología humana abría podido verl por si misma. Es la inestimable ayuda de lente gravitacional generada por un cúmulo de galaxias conocido como MACS J1149+2223, situado a unos 5.000 millones de años luz de la Tierra, la que permitió al Hubble extraerla de las tinieblas.
"Es la primera vez que vemos una estrella individual magnificada", explica Patrick Kelly, investigador de las universidades de Minnesota y California en Berkeley (EE UU) y coautor principal del estudio."Somos capaces de ver galaxias muy lejanas, pero esta estrella está 100 veces más lejos que la siguiente estrella individual que podemos estudiar, excepto si contamos explosiones de supernova"."Hasta que Galileo observó a través de su telescopio el cielo, no se veían las cientos de miles de estrellas individuales que componen lo que se conoce como el Camino de Santiago, una zona brillante pero difusa del cielo", explica Pérez González."Hoy ya es posible observar una estrella individual que está en el otro lado del universo, y que de hecho ya no existe. Pero no la hemos logrado observar solo gracias a un invento del hombre, sino a la magnificencia de la propia naturaleza y a las leyes de la Física, entre las que se encuentra la perturbación que ejerce una masa en la trayectoria de los fotones. Es realmente fabuloso".
Conocida oficialmente como MACS J1149+2223 Estrella Lentificada 1, sus descubridores decidieron llamarla Ícaro, al igual que el personaje mitológico que se aproximó demasiado al Sol. El motivo es que, además del efecto de macrolente del cúmulo galáctico, también experimentó el efecto de microlente por parte de una estrella cercano, que se calcula del mismo tamaño que la nuestra, y que se alineó de forma casi perfecta entre ella y la Tierra y se produjo una amplificación de su luz por un factor de 10.000 o más. Una combinación que hizo posible lo imposible, ver una estrella en el filo mismo del Universo conocido.
Imagen a color del cúmulo MACS J1149+2223 observado por el telescopio
Hubble. A la derecha, se muestra la zona del cielo tomada en 2011 donde
no se ve la estrella Ícaro, comparada con la imagen de 2016 donde se
aprecia claramente esta supergigante azul.
La estrella más lejana jamás observada
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