Tiangong 1 se desintegra sobre el Pacífico.
Acaparó la atención pública durante días, ya que estábamos hablando de una reentrada totalmente fuera de control, y que por tanto podía ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar dentro de una amplia franja que abarcaba una parte importante de nuestro planeta. Y como no podía ser de otra forma, con una gran cantidad de sensacionalismo sobre su potencial peligro. Un peligro que nunca existió realmente, ya que por su modesto tamaño dificilmente nada de ella sobreviviría a la fricción atmosférica. Ni tan solo estaba dentro de los 50 satélites más pesados que han caído sobre nosotros, pero ya sabemos que recordar precedentes y buscar información no es una de las características de los vendedores de miedo.
La realidad es que la Tiangong 1 (Palacio Celeste 1), lanzada en 2011, se vaporizó en la atmósfera en algún punto sobre el Pacífico Sur, y por caprichos del destino, relativamente cerca del llamado "cementerio de naves espaciales", una zona donde se suelen precipitar todos los satélites y estaciones espaciales una vez terminan su vida útil y su caída se hace de forma calculada y controlada. No era el caso de esta primera estación china, pero al final lo que quedó de ella, si es que quedó algo, descansan no muy lejos de sus predecesores.
Ampliamente seguida en su viaje final, la entrada atmosférica se produjo finalmente a las 01:16 GMT de este 2 de Abril de 2018, según informó la Agencia Espacial China, y posteriormente confirmado por diversas fuentes y sistemas de vigilancia, incluida las fuerzas aéreas de los EEUU y de agencias espaciales como la ESA y de otras países, como Japón. Fue el final de una historia iniciada a finales de 2011, cuando China puso en órbita su primera estación espacial, no tanto como un equivalente a la ISS, sino como un lugar donde poner a prueba toda una serie de tecnologías y maniobras de acoplamiento en el espacio. Durante su vida fue visitada por la Shenzhou-8 (no tripulada), y las Shenzhou-9 y 10, ambas tripuladas.
Precisamente la Shenzhou-10 marcó, en 2013, el final de su misión principal, y desde entonces había permanecido vacía, aunque manteniendo su actividad de observación de la Tierra, y los investigadores e ingenieros se mantuvieron en contacto con ella hasta Marzo de 2016, cuando la transmisión de datos se detuvo por razones que China nunca especificó explícitamente. En ese punto, una reentrada atmosférica incontrolada era aparentemente inevitable. Y así fue finalmente.
Se pone punto final así a la corta historia de la Tiangong 1, el primer paso de los planes chinos para construir una estación espacial propiamente dicha, y que en ese aspecto cumplió plenamente su objetivo como campo de pruebas para el futuro. Su final estuvo más lleno de incertidumbres, algo de lo que esperamos que también se aprenda las lecciones correspondiente. Si este es el caso, la vida de este palacio celestial habrá sido plena y fructífera.
La Tiangong 1 fotografiada por Philip Smith el pasado 20 de Enero y 31 de Marzo respectivamente.
Imagen con radar de la estación orbital china, realizada por el Fraunhofer Institute for High Frequency Physics and Radar Techniques, en Bonn, Alemania.
La Tiangong 1 era pequeña, de unas 8 toneladas de masa, y su objetivo era básicamente ser un campo de pruebas para China, algo que cumplió en sus dos años previstos de vida. A partir de aquí permaneció en órbita hasta que la fricción atmosférica, poco a poco, la hizo descender hacia su destino final.
Farewell, Tiangong-1: Chinese Space Station Meets Fiery Doom Over South Pacific
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