Los paisajes de la mayor de las lunas de Saturno, especialmente si nos moviéramos hacia las regiones polares, nos resultaría extrañamente familiar dado lo absolutamente alienígena del entorno. Podríamos ver aproximarse nubes de tormenta, y con ella la lluvia, que alimentaría ríos que terminarían desembocando en el mar, donde posiblemente el ciclo se iniciara de nuevo. No sería agua, sino Metano y Etano líquido, pero los veríamos actuar como esa primera en la Tierra. El único ciclo hidrológico conocido fuera de nuestro planeta.
Marte, por su parte, es hoy un mundo seco y helado, pero posiblemente en un pasado remoto el agua tenía una presencia activa. Al igual que en Titán y la Tierra, la lluvia, los ríos y amplios mares, o al menos grandes lagos hicieron acto de presencia. En este aspecto tiene una historia común. Hasta cierto punto. Son mundos parecidos pero no iguales, que tienen diferencias críticas que han llevado por caminos quizás paralelos, pero no coincidentes.
Y es que el estudio y comparación de lo que sabemos de cada uno de ellos nos muestra una diferencia fundamental que aparta a la Tierra de sus dos compañeras de viaje: Y es que nuestro mundo tiene una activa tectónica de placas, cuyo constante movimiento no deja de moldear la superficie. Son ellas las determinan como surgen las montañas y se desvían los ríos, ya que estos se tienen que adaptar a los cambios y buscar nuevos caminos dejando atrás los antiguos, una "huella" que está ausente en las redes fluviales de la lejana luna y el planeta rojo."Aunque los procesos que dieron lugar a la topografía de Titán siguen siendo un misterio, estos nuevo hallazgos descartan que ocurran algunos de los mecanismos con los que estamos más familiarizados en la Tierra", destaca el autor principal Benjamin Black, profesor de la Universidad de la Ciudad de Nueva York.
En el caso de Marte, los últimos estudios señalan que las características principales del relieve marciano posiblemente se establecieron en etapas muy tempranas en la historia del planeta rojo, sobre todo durante los denominados períodos de acrecentamiento primordial y de bombardeo intenso tardío, cuando los asteroides tallaron las cuencas de impacto y favorecieron la elevación de enormes volcanes, mientras abollaban y abombaban la superficie marciana. Esto determinó la ruta que tomaron después los jóvenes ríos más jóvenes, algo que ya no se alteró pese a las erupciones volcánicas y posteriores impactos de asteroides "Es relevante encontrar tres mundos en el sistema solar donde los ríos han modelado el paisaje, ya sea en el presente o en el pasado", destaca Taylor Perron, geólogo planetario del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en EE UU) "Tenemos la oportunidad increíble de usar las formas de relieve que crean los ríos para ver lo diferentes que son las historias de estos tres objetos del sistema solar".
En este aspecto, por tanto, Titán y el Marte del pasado parecen compartir una historia más común que con la Tierra, y en el caso de esta primera, las zonas altas y bajas se formaron en sus inicios, y desde entonces los ríos habrían ido erosionando esa
topografía, en lugar de generar nuevas cadenas montañosa que obliga a los cursos de agua a adaptarse a ellos, como ocurre en nuestro planeta. Como ocurre y como sigue ocurriendo, aunque el ritmo de estos cambios se mueven en una escala temporal que nos resulta imposible captar sin ayuda de la tecnología.
Esta es la historia de 3 mundos singulares, 3 lugares con similares sistemas fluviales, uno de ellos ya extinto, pero que aún siguen rugiendo con fuerza en los otros dos. Sus similitudes son evidentes y es tentador imaginar un camino común. Pero la lectura más detallada de las pistas dejadas por cada uno de ellos nos cuentan cosas diferentes. Al fin y al cabo no dejan de ser mundos diferentes, cada uno de los cuales escribió su propia historia a través de los tiempos.
Los sistemas fluviales de Marte, La Tierra y Titán, formaciones de similitudes asombrosas, pero que evolucionaron a través de medios diferentes.
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