La inmensa región que se extiende más allá de la órbita de Neptuno, antaño visto como un territorio fuera de las fronteras mismas del Sistema Solar, se va revelando como un auténtico reino planetario, con una población creciente de pequeños mundos. Y si la tentación inicial sería verlos como poco menos que enormes bolas de hielo inertes y congeladas en el tiempo, el encuentro de la New Horizons con Plutón reveló que nada está más lejos de la realidad. Estamos ante mundos variados, extraños, activos y desconcertantes a muchos niveles. Y como nuestro planeta, Marte o los gigantes de gas jovianos, también ellos disponen de sus propias lunas, de pequeños compañeros que insinúan aún más un pasado complejo y en ocasiones cataclísmico.
2007 OR10, conocido informalmente como "Snow White", forma parte de esta creciente familia de mundos conocidos que habitan esas lejanas regiones. De descubrimiento relativamente reciente, como denota su denominación técnica, es también uno de los mayores conocidos, con 1530 Kilómetros de diámetro, lo que lo situada en la tercera posición, solo superado por Plutón y Sedna, y sigue un órbita altamente excéntrica, que lo acerca al Sol hasta solo 33 unidades astronómicas (1 UA equivale a la distancia entre la Tierra y el Sol, 150 millones de Kilómetros) y lo lleva tan lejos como a las 101. Igualmente las observaciones realizadas del telescopio Kepler indica un periodo de rotación de unas 45 horas terrestres.
Sería este último dato el qu insinuaba, según sus descubridores, que Snow White podía tener una compañera de viaje, ya que el periodo de rotación típico de los habitantes de Kuiper suele ser de 24 horas o menos. La idea es que el tirón gravitatorio de esta luna sería la responsable de esta rotación más lenta de lo habitual, y con eso en mente se zambulleron en el inmenso mar de datos del telescopio Hubble, en busca de imágenes que permitieran captar algún cambio alrededor de este mundo que la delatara. Y dicha búsqueda se coronó con un éxito completo.
Serían dos tomas realizadas con un año de diferencia, a finales de 2009 y 2010, las que finalmente sacaron a la luz la luna de 2007 OR10. Y los datos del ya desaparecido telescopio Herschel permitieron delimitar su tamaño, que se movería en un rango entre los 240 a los 400 Kilómetros. Realmente grande si se le compara con el del propio planeta enano, en una relación de tamaños que recuerda al de la Tierra y La Luna.Y como ellas, nos hace pensar en una posible colisión como causa de su presencia, ya que es dificil imaginar como podría haberla capturado de haber sido un cuerpo aislado que, en algún momento, paso por sus cercanías.
"El descubrimiento de satélites alrededor de todos los planetas enanos conocidos -excepto Sedna- significa que, en el momento en que estos se formaron hace miles de millones de años, las colisiones debían haber sido más frecuentes, y eso es una limitación en los modelos de formación", explica Csaba Kiss, del Observatorio Konkoly en Budapest, Hungría."Si hubo frecuentes colisiones, entonces fue muy fácil que se formaran. Debió haber una densidad bastante alta de objetos, y algunos de ellos eran cuerpos masivos que estaban perturbando las órbitas de cuerpos más pequeños", agrega el coautor John Stansberry. "Esta agitación gravitatoria pudo haber empujado los cuerpos fuera de sus órbitas y aumentado sus velocidades relativas, lo que habría resultado en colisiones".
Aunque apenas es un punto en la distancia, del que apenas sabemos nada aparte de una idea aproximada de su tamaño, podemos ver su importancia a la hora de comprender la historia de una región, el Cinturón de Kuiper, desconocida hace no tanto y en la que ahora estamos dando los primeros pasos para explorarla. Y saber de la existencia de lunas, como es el caso de Plutón y muchos otros, es un primero paso para ello.
Las secuencias de imágenes del Hubble donde se descubrió la presencia de una luna alrededor de 2007 OR10.
Hi, Ho! 'Snow White' the Dwarf Planet Has Its Own Moon
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