sábado, febrero 13, 2016

Hacia el sueño eterno

La Agencia Espacial Europea abandona los intentos de restablecer contacto con Philae.

Era la crónica de una muerte anunciada. Con el paso de los días y los meses sin poder oírla de nuevo las esperanzas se reducían de forma acelerada, aunque en ningún momento su equipo se rindió, y siempre que fue posible tener a Rosetta lo suficientemente cerca del cometa y en una órbita adecuada, siguieron buscando una señal, enviado a su vez comandos esperando que algo respondiera, compaginado su propia campaña científica con lo que era cada vez más una esperanza que una posibilidad. Pero al final hasta ese leve esperanza se desvanece.

"Lamentablemente, se están agotando las posibilidades de que Philae se ponga en contacto con su centro de control", explica Stephan Ulamec, responsable del proyecto Philae en el Centro Aeroespacial Alemán, DLR. "Ya no le enviamos nuevos comandos, y sería muy sorprendente si volviésemos a recibir su señal". Nadie quiere asumir las palabras definitivas, el darla por muerta. Pero la realidad es que debemos asumirlo. Desde el 9 de Julio de 2015 solo hay silencio, y con toda probabilidad es definitivo.

Philae tuvo una vida complicada, con un aterrizaje donde todo lo que puedo ir más fue mal, pero con un destello que fortuna que le permitió sobrevivir pese todo y trabajar durante 64 horas, completando el 80% de sus objetivos científicos, fotografiando el cometa a distancia y desde su superficie, buscando (y encontrando)compuestos orgánicos y estudiando el entorno local, obteniendo resultados revolucionarios sobre los cometas. Después, al terminar "incrustada" en una grieta o valle de la región de Abidos donde la luz solar apenas llegaba, su batería primaria se agotó y entró en hibernación. Eso ocurrió en la noche entre el 14 al 15 de Noviembre de 2014. 

Philae despertaría, al aumentar las horas de luz solar disponibles, el 13 de Junio de 2015. Aunque sería más correcto decir que se la escuchó ese día, ya que los datos transmitidos a continuación mostraron que se había despertado el 26 de Abril. Y aquí quizás está la clave de su fallido retorno. Las comunicaciones fueron siempre esporádicas e inestables, y se pudo comprobar que de los dos sistemas de comunicación de los que disponía, uno estaba fuera de servicio y el otro funcionaba de forma intermitente. Que pasaran casi 2 meses entre el desperar y que la escucháramos por primera vez, sumados a dichos problemas técnicos, nos ofrecen luz sobre lo ocurrido. No es una respuesta firme, pero si parece la más probable. Philae, despierta, activa, pero muda y sorda en gran medida, esperando ordenes que no podía recibir, quizás nunca tuvo opciones reales de regresar, pese a la alegría que todos vivimos ese 13 de Junio.

Nadie quiere darla por acabada. Ya una vez nos sorprendió regresando del silencio, y nada nos alegraría más que nos dejara en mal lugar por 2ª vez. Pero parece muy improbable que así sea. Es posible que sepamos algo más de ella y su destino final este Verano, cuando Rosetta se aproxime más al cometa, ya que se espera poder finalmente localizarla y entender exactamente lo que ocurrió. Será la imágen de de algo que pudo ser y no fue, pero que, pese a todo, debe ser recordada como un éxito. Philae, que se dirige ya al encuentro del sueño eterno, no se merece menos que eso.

Philae alejándose hacia su destino, vista por la sonda Rosetta, de la que se había separado minutos antes.

El aterrizaje de Philae donde estaba previsto y donde deber haber trabajado varios meses antes de que el exceso de luz y calor acabara con ella.

Pero el fallo de su sistema de anclaje la hizo rebotar.

Iniciado así un caótico viaje de varias horas.

Su lugar final de aterrizaje, en una grieta o valle con muy poco luz solar. Gracias a su batería primaria, que estaba diseñada precisamente para darle energía si ocurría algún imprevisto de esta clase, pudo seguir trabajando 64 horas y completar muchos de sus experimentos, enviado datos de valor incalculable. Y ese debe ser el recuerdo que debemos guardar de ella.

Philae se enfrenta a la eterna hibernación

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