El observatorio DSCOVR nos ofrece desde su lejana posición una maravillosa visión de La Tierra y la Luna.
Su objetivo científico es estudiar el hemisferio diurno de nuestro planeta, algo que desde su privilegiada posición en el punto de Lagrange 1, a 1,5 millones de Kilómetros de distancia en dirección al Sol, puede hacer de forma permanente como ningún otro, ni siquiera aquellos en órbita geoestacionaria, podría. Y eso le permite afrontar una amplia campaña de observaciones, desde la capa de ozono hasta las variaciones en la vegetación o la altura de las nubes y los aerosoles en la atmósfera. Sobra decir lo importante que es todo ello, y más en un momento tan crítico para nuestro mundo.
Pero la observación del Universo que nos rodea, y especialmente de nuestro propio hogar, tiene valores casi tan importantes como los "materiales", y uno de ellos, quizás el que más, es el de permitirnos captar nuestra posición como parte integrante de realidad, de nuestra importancia (o falta de ella, según se mire) y, en definitiva, de romper esa ilusoria sensación de que "lo de allá fuera" no tiene nada que ver con nosotros, y que sigue existiendo con incompresible fuerza a pesar de todo lo que conocemos, y todo lo que somos conscientes de que nos falta para conocer. Por ello, como es este el caso, hay imágenes, secuencias, cuyo valor esta fuera de la siempre escala de la ciencia. Son mucho más.
Así se puede valor las más recientes imágenes publicadas del observatorio DSCOVR, que nos ofreció, el 16 de Julio (aunque no fueron publicadas hasta principios de Agosto) la maravillosa posibilidad de observar La Luna cruzando por delante de La Tierra, mostrando durante el tránsito lo que conocemos como "cara oculta", en ese momento completamente iluminada, mientras que desde nuestro planeta se vivía lo que conocemos como fase nueva, con la cara visible de satélite completamente sumida en la oscuridad y oculto por la luz solar y el brillo difuso de nuestro firmamento. Una perspectiva no inédita, ya que otros exploradores interplanetarios nos han observado desde la distancia, pero no por ello menos maravillosa al estar ambos en fase llena.
Las imágenes en "colores naturales" de EPIC (Earth Polychromatic Imaging Camera) de la Tierra se generan mediante la combinación de tres exposiciones monocromáticas separadas, tomadas por la cámara en rápida sucesión, utilizando diversos filtros espectrales (desde el ultravioleta hasta el infrarrojo cercano) para sus diversos objetivos científicos. En el caso de la que nos ocupa se utilizaron los canales rojo, verde y azul, permitiendo dar lugar a una visión parecida a la que verían nuestros ojos. Este proceso, pero, toma cierto tiempo, existiendo unos 30 segundos de diferencia entre una y otra. Como resultado, ya que en ese lapso de tiempo La Luna se siguió desplazando, se produce este extraño borde multicolor a la derecha del disco lunar, así como cambios, mucho menos perceptibles, a la izquierda. Aún así el resultado es espléndido.
La cara oculta lunar carece de las grandes llanuras oscuras basálticas o "mares", que son tan prominente en el lado que mira hacia la Tierra y que le dan su aspecto tan familiar. Las mayores características son el Mare Moscoviense, en la parte superior izquierda, y el cráter Tsiolkovskiy en la parte inferior izquierda, mientras que en la parte inferior derecha podemos ver la oscura Cuenca Aitken, de unos 2500 Kilómetros de diámetro, y que es lo que queda de un colosal impacto, de la que La Luna sobrevivió se cree gracias a que este ocurrió con un ángulo muy bajo y a poca velocidad relativa.
"Es sorprendente lo mucho más brillante que es la Tierra con respecto a La Luna", explica Adam Szabo, científico del proyecto."Nuestro planeta es un objeto verdaderamente brillante en comparación con la superficie lunar". Y son solo un avance de lo que está por llegar. Una vez EPIC comience las observaciones regulares se publicarán imágenes en color diarias de la Tierra, disponibles entre 12 a 36 horas después de su adquisición. Este épico viaje justo acaba de comenzar.
La diferencia de luminosidad entre la Tierra y La Luna es evidente, fruto de la presencia de nubes y océanos en esta segunda. En el borde derecho del disco lunar se observa la aberración cromática fruto de ser la combinación de 3 imágenes en distintos filtros, con una diferencia de tiempo que implica que no encajen a la perfección.
Antes de esta observación, DSCOVR nos mostró ya la Tierra en todo su esplendor.
La posición de DSCOVR, en L1, uno de los 5 puntos de equilibro gravitatio entre la Tierra y el Sol.
Desde el momento en que las primeras sondas fueron más allá de la órbita lunar, uno de las imágenes más deseadas, además del de sus objetivos, era el de captar a nuestro mundo y su compañera de viaje juntos en la inmensidad.
From a Million Miles Away, NASA Camera Shows Moon Crossing Face of Earth
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