En una noche completamente oscura y despejada, libre de cualquier contaminación lumínica, podemos llegar a observar unas 6.000 estrellas...una cifra que aumenta de forma exponencial cuando disponemos de intrumentos de observación cada vez más potente y que alcanza su cima con los grandes observatorios terrestres y orbitales, cuando literalmente milllones de ellas se pueden distinguir de forma individual. Nada extraño si tenemos en cuenta que se calcula que en el Universo hay más estrellas que granos de arena en todas las playas de La Tierra.
Sin embargo, salvo exepciones (como pueden ser Supernovas o estrellas muy brillantes) todas ellas tiene algo en comun: Forman parte de nuestra Galaxia, también llamada Vía láctea por la franja luminosa que cruza nuestra boveda celeste y que, paradojicamente, conocemos menos que otras más lejanas, pues al vivir dentro de ella no podemos tener una idea clara y definitiva de su forma y estructura global. Un molesto "vacío" de conocimiento que los astrónomos siguen intentando llenar.
La misión Hipparcos, de la Agencia Espacial Europea, formaba parte de este esfuerzo científica, y entre 1989 y 1993 estudió el paralaje y los movimientos propios de más de 2,5 millones de estrellas situados a menos de 400 años-luz de La Tierra (lo que se conoce como astrometría), y cuyos resultados se publicaron en el llamado Catálogo Tycho. Y ahora la que debe ser su sucesora, la misión Gaia, sigue cubriendo etapas en su construcción antes de que, en 2012, emprenda su viaje hacia el punto L2 de Lagrange, a 1.5 Millones de Kilómetros de nuestro planeta.
Y sin duda será un salto adelante de grandes proporciones, pues a lo largo de cinco años observara hasta un total de 1000 Millones de estrellas, registrando de forma precisa la posición y movimientos de todas ellas, ademas de datos sobre luminosidad, temperatura, gravedad y composición química. En total se espera recibir de Gaia un millón de Gigabytes de información que permitirá levantar un auténtico mapa en tres dimensiones de La Vía Láctea de una precisión nunca vista, que ayudará a comprensión de la estructura, evolución y formación de nuestra galaxia, tan cercana y al mismo tiempo tan desconocida en muchos aspectos.
Esta ingente trabajo de observación también ofrecerá otros resultados no menos interesantes, como el descubrimiento de cientos de miles de nuevos objetos celestes, desde planetas exosolares y Enanas marrones, hasta asteroides pertenecientes a nuestro Sistema Solar hasta entonces desconocidos, además de poner nuevamente a prueba la Teoría General de la Relatividad de Einstein.
Habitantes de una ciudad estelar con 200.000 millones de Soles, nuestra galaxia, cuyo corazón vemos brillar tenuamente en el cielo nocturno como una franja de luz que recorre en firmamente, es, paradojicamente, la menos conocida, pues al no poder observarla en su totalidad, tal como estamos dentro de ella, tenemos una idea de su forma y distribución más o menos realista pero para nada exacta. Y es precisamente intentar conocer mejor nuestro propio hogar cósmico la misión de Gaia.
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