Han pasado ya varios días desde que se despidiera de nosotros, quizás de forma defintiva, al no recibir suficiente luz solar como para recargar sus baterías, obligándola a entrar en una hibernación de la que no sabemos si un día despertará. Sus objetivos científicos primarios se alcanzaron plenamente, ya que la mayor parte de sus instrumentos pudieron ser activados, lográndose incluso extraer muestras del terreno y analizarla, en unas frenéticas horas durante las cuales se sacó el máximo partido de la sonda ante su inminente final. Contrariamente a lo que dicen muchos medios, no fue un fracaso en absoluto, aunque es cierto las circunstancias la llevaron a un final prematuro.
Unas circunstancias que ciertamente jugaron en contra, lo que hace más meritorio aún que a pesar de ello lograra hacer ciencia. Casi tan interesante como los resultados científicos que esperemos se conozcan con el tiempo es saber como fueron esas extrañas horas en que Philae, a causa del fallo de los sistemas de aterrizaje que debían sujetarla al terreno y evitar que saliera despedida de nuevo, se fue desplazando lentamente después del primer contacto (aunque sería más acertado decir que es el cometa el que se desplazó por debajo de ella), elevándose hasta 1 kilómetro por encima de la superficie antes tocar el suelo por segunda vez, salir de nuevo despedida y finalmente terminar en el oscuro y accidentado lugar que vimos en las pocas fotos que nos envió. Y Rosetta nos ofrece ahora estas posibilidad.
Las imágenes de la cámara OSIRIS (el gran instrumento óptico de Rosetta) han revelado precisamente parte de este viaje, mostrando la brillante silueta de Philae por encima del oscuro cometa, dejando constancia además de la rotación del propio vehículo, como delatan sus 3 patas. Igualmente podemos ver la zona del segundo aterrizaje, comparándola con otra imagen tomada antes de la llegada de este pequeño y metálico visitante. Habría sido una zona tan ideal como lo era la inicialmente prevista, pero tampoco aquí pudo mantenerse por el fallo de los arpones y los impulsores.
Finalmente la vemos cruzar sobre una zona completamente oscura, dirigiéndose hacia un destino a ahora mismo sigue siendo desconocido. Estas imágenes muestran que cambió de trayectoria después del segundo contacto, en una dirección no prevista por el equipo de misión, lo que hace aún más profundo el misterio. Se espera que la combinación entre OSIRIS, la cámara de navegación de Rosetta, las imágenes de la propio Philae y los datos del instrumento CONSERT permitan saber definitivamente su posición final.
De lo que si podemos estar seguros es que Philae vivió una odisea tan extraodinaria como imprevista, viajando sobre el cielo del cometa durante varias horas, rebotando y siguiendo adelante, hasta que a las 17:32 GMT se detuvo definitivamente en un lugar aún por determinar, pero que marcó su destino final al verse abrazada por una oscuridad de la que esta vez no pudo escapar.
El viaje de Philae desde las 15:14 hasta las 15:43, desplazándose lentamente hasta tocar de nuevo la superficie y nuevamente salir despedida, esta vez en una dirección completamente imprevista.
La cámara OSIRIS nos muestra como Philae rotaba sobre si misma a medida que se desplazaba, como delatan sus 3 brillantes patas.
La zona del segundo contacto en mayor detalle. La forma en que Philae aterrizó en ella y salió despedida no está clara, como demuestran estas imágenes. @elakdawalla
A pesar de toda esta odisea y serie de desgracias, Philar logró finalmente aterrizar y trabajar, aunque solo fueran unos pocos días. Solo eso, viendo lo ocurrido, es un éxito extraodinario.
Rosetta imaged Philae during its descent -- and after its bounce
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