Observando a ExoMars en su camino hacia el espacio profundo.
El pasado 14 de Marzo la ESA (Agencia Espacial Europea), junto con la rusa Roscosmos, iniciaron en éxito su gran aventura marciana. Para los primeros el siguiente salto adelante después de la Mars Express, para los segundos la oportunidad de resarcirse en parte del fiasco de la Fobos-Grunt, pero para el conjunto de la Humanidad la esperada misión que deberá darnos una respuesta casi definitiva sobre si existe hoy día algún tipo de actividad biológica en el ahora desértico Marte. En realidad será el rover ExoMars el que lo comprobará directamente, pero la sonda ExoMars TGO es la primera etapa de este gran proyecto, imprescindible para que la segunda se convierta en realidad. Y ella, por si misma, quizás también sea capaz de desvelar el misterio.
No fue un lanzamiento simple, ya que se necesitó muchas horas, varias órbitas alrededor de la Tierra y 4 encendidos del módulo de impulsión Briz-M para darle el impulso necesario para romper sus ataduras con nuestro planeta e iniciar su viaje sin retorno hacia el planeta rojo. Pero una de las facetas más desconocidas de esas horas críticas es que ExoMars se convirtió en un blanco perfecto para los cazadores de asteroides, ya que su trayectoria de salida imitó, a la inversa, lo que sería la rápida aproximación de uno de estos pequeños visitantes: La imagen de un objeto que se mueve rápidamente, cuya ubicación se conoce sólo aproximadamente dentro de una ventana de tiempo breve, es similar a lo que sucedería si un asteroide fuera descubierto en una trayectoria de inminente impacto con la Tierra.
Por ello, el NEO Coordination Center, que dirige los esfuerzos internacionales para descubrir, observar y catalogar los objetos cercanos a la Tierra (asteroides y cometas), organizó una campaña para observar a la sonda en su camino de salida.
Varios fueron los observatorios que lograron detectar a la ExoMars, pero sin duda las imágenes más sorprendentes fueron adquiridas antes de la medianoche, hora local por el Observatorio Astronómico do Sertão, en Brasil: La sonda espacial aparece como un objeto brillante rodeado por al menos otros seis puntos más débiles, restos desprendidos de la etapa superior el cohete Protón que la impulsó. No es nada extraño, ya que las mismas fases de impulsión suelen seguir caminos parecidos a la sonda que empujaron hacia su destino. La Briz-M, que protagonizó este lanzamiento, no es una excepción, y después de la separación realizó varias maniobras para asegurarse de no impactar contra Marte, al que sobrevolará a una distancia segura. Y con ellas pueden desplazarse pequeños fragmentos, desprendidos de estas complejas operaciones (Daniel Marín, en su blog Eureka, señala que en realidad fragmentos de tal tamaño no deberían estar ahí, y que la etapa Briz-M pudo sufrir una explosión poco después de que la sonda se separara de ella. Si es así, se rozó el desastre)
La visión de es inspiradora. Un mensajero de la Tierra alejándose de ella, en un camino sin retorno, viéndola por última vez antes de perderse en la oscuridad. Buen viaje, ExoMars.
La ExoMars vista poco después de recibir el impulso final y ya en ruta de salida. A su alrededor una serie de puntos, restos desprendidos de la Briz-M, y por tanto con la misma velocidad y trayectoria. Con el tiempo, a medida que la sonda haga las imprescindibles correcciones de trayectorias, sus caminos se irán separando.
Pocas horas después del lanzamiento, con la sonda aún en la órbita terrestre, telescopios situados en Australia y Nueva Zelanda captaron el paso tanto de la sonda, como de un depósito de combustible desechado unas horas antes.
Comienza la aventura. Nos vemos en Marte dentro de 7 meses.
ExoMars spotted in space
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