Visualizando los cambios en la temperatura en esta luna a lo largo de 12 años.
Es un mundo gélido hasta más allá de lo que podamos imaginar, rodeado de una neblina impenetrable que aún lo aísla más de un lejano Sol que lo ilumina, pero que es incapaz de calentar. O casi. Porque incluso para Titán el lento paso de su año, que dura como 30 años terrestre, y el por ello lento paso de las estaciones, que se suceden con un ritmo igual de parsimonioso, tiene un efecto medible en el aspecto térmico. Eso si, para ser capaces de registrar su evolución es necesario tener un explorador capaz de aproximarse a el a lo largo de un periodo de tiempo de años, una década como mínimo para pasar de una estación a otro. Afortunadamente, al igual que en muchos otros aspectos, disfrutamos del privilegio de estar viviendo algo así.
La llegada de Cassini abrió numerosas ventanas al clima de la única luna del Sistema Solar con una densa atmósfera.v Entre ellas las térmicas, gracias al instrumento CIRS (Composite Infrared Spectrometer), capaz de observar Titán en unas ondas del espectro concretas ante las cuales su opaca atmósfera es casi transparente. Gracias a ello sabemos cuales son las temperaturas de la superficie, y gracias a que lleva más de una década en activo, como han ido cambiando con el paso del tiempo.
Cuando Cassini llegó a Saturno en 2004, el hemisferio sur de Titán fue a finales de Verano y, por tanto, era la región más cálida. Poco después del equinoccio de 2009, en el año 2010, las temperaturas eran simétricos en los dos hemisferios, tal como ocurría cuando paso la Voyager 1, en 1980. Posteriormente el sur de fue enfriando, y el norte calentándose a medida que avanzaba el invierno austral y el verano Septentrional. Unas observaciones a lo largo del tiempo que solo una sonda orbital y de larga duración podía conseguir, aunque no por eso con dificultades. La mismas condiciones de esta luna, rodeada de una atmósfera tan densa, es un obstáculo incluso para el CIRS. Lo que da aún más mérito a lo ahora presentado.
Los resultados muestran una la temperatura máxima de -179.6 Cº (93 Kelvin), con una temperatura mínima en los polos que pueden caer hasta solo 3,5 Kelvin, cerca del 0 absoluto. Puede parecer mucha diferencia, pero es un contraste menor del que podemos encontrar en la propia Tierra, que pueden superar los 100Cº. La gran distancia al Sol y una atmósfera densa y opaca mitigan dichas diferencias.
Atmósfera, nubes, lluvia, ríos, lago, mares, estaciones...Titán nuevamente nos recuerda su asombroso parecido con la Tierra, aunque sea en una versión gélida pero capaz de generar su propia dinámica hidrológica y climática. En poco más de un años se cerrará el telón de la misión Cassini y nos despediremos de ella. Esperemos que no para siempre.
Los datos del CIRS, un modelo simplificado que permite ver la evolución térmica a lo largo del año de Saturno, equivalente a 30 terrestres.Las bandas que cruzan la imagen no son tanto diferencias de temperaturas como fruto de lo dificil que resulta hacer este tipo de mediciones a través de una atmósfera tan densa.
Los datos, sin ser "suavizados" por una gráfica, permiten ver los cambios térmicos, pero también que Titán dispone de patrones climáticos que hacen que esta evolución no sea tan simple, con picos y valles tales como podríamos ver en la Tierra.
La gélida Titán, vista por la Hyugens poco antes posarse en la superficie y ya situado bajo su densa capa de niebla. También aquí el paso de las estaciones se deja notar, con veranos cálidos e inviernos fríos. O dicho desde el punto de vista terrestre, veranos gélidos e inviernos increíblemente gélidos.
Titan Temperature Lag Maps & Animation
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