Delimitando las posibles zonas donde podríamos encontrar a este hipotético nuevo planeta.
Es una de los grandes anuncios astronómicos de este recién comenzado 2016, y aunque en ningún caso es un descubrimiento definitivo, sino la simples acumulación de evidencias que abre la posibilidad de su existencia, eso solo ya es suficiente para que la búsqueda ya haya comenzado.¿Existe un gran planeta, de unas 10 masas terrestres, orbitando al Sol muy lejos del resto de sus hermanos, quizás hasta 20 veces la distancia de Neptuno a este último? La respuesta aún dista de ser encontrada, estamos aún dando los primeros pasos para hacerla realidad.
Y uno de ellos es intentar delimitar el área de búsqueda. Si de verdad está tan lejos que tarda entre 10 y 20.000 años en completar un viaje alrededor del Sol, eso significa que su órbita en inmensa. Demasiado para pretender realizar un escaneo en profundidad de todos los lugares donde podría encontrarse. Es necesario limitar esa búsqueda, centrarnos allí donde sea más probable que se encuentre y descartar donde las opciones desciendan al mínimo.¿Por dónde empezar? Un estudio realizado por un equipo de científicos franceses puede ayudar a limitar dicha búsqueda. En un artículo reciente en la revista Astronomía y Astrofísica, la astrónoma Agnes Fienga y sus colegas estudiaron el efecto que un planeta de tal tamaño, situado en el Cinturón de Kuiper tendría sobre las órbitas de otros planetas en el Sistema Solar, centrando su estudio en Saturno.
Urano y Neptuno podrían ser objetos más interesantes, al estar más alejados del Sol, y por tanto algo más cerca del posible 9º planeta y las perturbaciones gravitatorias que podría causar en las órbitas de estos. Pero Saturno tiene lo que no tienen ellos, una sonda en órbita. Cassini, la veterana Cassini, podría sumar a su casi interminable lista de logros uno completamente inesperado, el de ser la primera en explorar, aunque sea a distancia, un posible nuevo planeta del Sistema Solar, y ofrecernos pistas que podrían ayudar en su hallazgo.
Lo que nos ofrece esta sonda es la posibilidad de establecer, con una precisión extremadamente alta, la posición de Saturno en cada momento y compararla con la que debería ser según los cálculos actuales. La diferencia "residual" entre donde donde está y donde debería estar podría esconder la influencia de este 9º planeta, y a partir de ellos Finga y su equipo han marcado las zonas más probables donde podría encontrarse dentro de su inmensa órbita, y que tiene en los ángulos 108º y 129º con respecto al Sol el lugar más propicio. La búsqueda debería comenzar en esa zona.
El proceso puede sonar familiar, ya que fue el responsable hace 150 años del descubrimiento de Neptuno. En aquel entonces, las irregularidades en el movimiento de Urano llevaron a los astrónomos a la predicción de la existencia de un 8º planeta más distante como la causa. El 24 de septiembre de 1846, Johann Galle descubrió Neptuno sólo 1° de la posición predicha por el matemático francés Urbain Le Verrier. Aunque las predicciones ahora realizadas distan de ser tan claras y definitivas, si podrían marcar el principio del camino, que la sonda Juno, cerca ya de su llegada a Júpiter, podría ampliar con sus propios datos sobre la órbita joviana.
La búsqueda justo acaba de comenzar. Si dentro de unos años, fruto de los cada vez más potentes observatorios terrestres y orbitales, finalmente lo descubrimos, podremos decir que todo empezó en Saturno, y que de ahí, de la mano de una sondas legendaria, dimos el salto hacia horizontes más amplios de los que jamás abríamos soñado.
La hipotética existencia del 9º planeta se basan en la orientación de las órbitas de varios cuerpos del Cinturón de Kuiper, cuyo parecido parece ser demasiado elevado para ser fruto de la casualidad. Así lo defienden al menos Mike Brown y Konstantin Batygin, que el mes pasado lanzaron esta idea.
Cassini nos ofrece las primeras pistas sobre el 9º planeta, al que podría sumarse Juno.
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