Los satélites meteorológicos son, junto con los de comunicaciones y los de posicionamiento, uno de las piedras angulares de nuestra civilización. En realidad forman tanto parte de nuestra vida diaria, principalmente a través de uno de sus frutos finales, los partes meteorológicos que nos acompañan a diario, que nos solemos olvidar de ellos. Damos por hecho el siguiente mapa del tiempo, la siguiente imagen de una borrasca aproximándose con la promesa de una lluvia necesaria o de un anticiclón que se prepara asentarse en nuestra región y asegurarnos una buena temporada de estabilidad, del anuncio de la llegada de una ola de frío o calor, o del avance y retroceso de los hielos invernales o de la formación de los temidos huracanes, siguiendo su ruta para saber si nos encontramos o no en su camino. Pero nada de ello sería posible sin su existencia.
Una de ellos, lanzado en Julio de 2015, es Himawari 8, de la agencia meteorológica Japonesa. Y es de esta reciente incorporación a la flota climática de la Tierra, de donde nos llega esta demostración de su enorme capacidad visual, lógica por otra parte teniendo en cuenta lo reciente de su construcción. Una visión espectacular del paso del tiempo en nuestro planeta desde su privilegiada posición, en la órbita geoestacionaria, la distancia donde el tiempo que se tarda en completarla es el mismo que el que tarda nuestro planeta en girar sobre si mismo. El resultado es una visión aparentemente estática del mundo, ideal para poder monitorizar un hemisferio concreto y de forma permanente, siguiendo así la evolución de sus patrones climáticos.
Pero mientras otros están "anclados" al Atlántico (como es el caso de los conocidos MeteoSat), este centra su atención sobre el Pacífico y las costas del lejano oriente, lógico teniendo en cuenta su procedencia. Para los "hombres y mujeres del tiempo" del país del Sol Naciente, la serie de satélites Himawari es tan importante para hacer sus predicciones como lo pueden ser los mencionados MeteoSat para nosotros. Y para muchos otros campos, ya que es un auténtico sistema de vigilancia climática, no poco importante para unas islas tan acostumbrada a los azotes llegados en forma de ciclones.
El día y la noche se suceden ante Himawari 8, y con ellos toda la turbulencia de nuestra atmósfera, con innumerables patrones que se suceden sin descanso. De aquí deben los meteorólogos sacar las pautas, sumar todos los datos disponibles, y realizar una proyección de su futura evolución. No resulta extraño que en ocasiones se equivoquen. En realidad que las predicciones a corto plazo suelan tener un nivel de acierto tan elevado (a pesar de las malas lenguas), y las de medio y largo plazo sean razonablemente certeras resulta extraordinario, mostrando el maravilloso trabajo realizado por todos ellos.
Es, en resumen, una visión fascinante de nuestro hogar planetario, una demostración de como lo observan los vigilantes del clima que tan olvidados tenemos, una prueba de la enorme capacidad de este recién llegado (especialmente si observamos sus imágenes a máxima resolución) y, por encima de todo, un recordatorio tanto de su existencia como de la belleza del azulado mundo que habitamos. El mundo de Himawari.
Seeing One Day Pass on Earth from Space Is Beyond Stunning
4 comentarios:
Jaime Vega komaljha megusta
Jaime Vega megusta
Jaime Vega komaljha de acuerdo si bien komaljha.
Jaime Vega komaljha de acuerdo
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