Vivimos una nueva era de competencia, en que los adversarios buscan continuamente superarse, ir un paso más allá que el otro, reaccionando a los éxitos contrarios con otros que los superen. Una carrera emocionante, pero que al contrario que lo ocurrido décadas atrás, donde dos superpotencias luchaban por la supremacía espacial y el prestigio a ello añadido, ahora son empresas privadas las que lo protagonizan el enfrentamiento. Por un lado la más que famosa Space X. Y pisándole los talones Virgin Galactic, Sierra Nevada Corporation, Orbital Sciences Corporation o Blue Origin. Cada una con sus objetivos, algunos compitiendo entre ellos, otros complementándose unos a otros. Pero todas abriendo nuevos caminos hacia las estrellas.
Blue Origin es la protagonista más reciente. Y es que si bien sus objetivos son más modestos (turismo espacial) que los Space X, está siendo capaz de adelantarse a ella en uno de los pilares básicos, quizás el mayor de todos ellos, en cualquier plan de expansión espacial: La capacidad de reutilizar el mismo cohete lanzadera, que sea este capaz de regresar y aterrizar por si mismo, listo para un nuevo viaje. Un objetivo que permitirá reducir drásticamente los costes, haciendo que el acceso al espacio sea mucho más asequible y rentable.
Y si es que Space X lo logró en una ocasión (seguida de otra donde técnicamente se logro de nuevo, aunque el fallo de una de sus patas terminó por hacerlo caer), hasta ahora no hemos visto un cohete lanzador despegar de nuevo después de haber viajado al espacio y regresado a tierra. Hasta ahora.
Blue Origin se adelantó de nuevo a Space X el pasado 22 de Enero, cuando su cohete New Shepard, que ya había volado con anterioridad, despegó de nuevo desde su base en Van Horn, Texas. Se elevó hasta los 101,7 Kilómetros de altura (oficialmente ya en el espacio, cuya frontera esta establecida en los 100), transportando un prototipo de la cápsula que quiere utilizar en el futuro. Después de completar esta operación, regresó a tierra, aterrizando sin mayores problemas, y aparentemente listo para futuros viajes. Al igual que su cargamento, que lo hizo con unos más convencionales paracaídas. Un éxito a todo los niveles, que demuestra los notables avances realizados por la compañía de Jeff Bezos, que parecen haber superado todos los posibles problemas y dificultades que implica un aterrizaje de este tipo.
Seguir realizando lanzamiento y aterrizajes para refinar los sistemas, y desarrollar un nuevo motor criogénico, el BE4, que ofrecerá un 500% más de impulso que el actual BE-3, así como una cápsula orbital, son los siguientes objetivos de Blue Origin, que está en una dura lucha con Virgin Galactic, ya que ambas compiten en el mismo terreno, el del turismo espacial. Space X mira hacia horizontes mucho más amplios y ambiciosos, pero de momento debe ver como otro compañía, mucho más modesta que ella, le lleva la delantera a la hora de reutilizar cohetes, pieza central de todo su proyecto. Aunque nadie duda que también lo conseguirán. Es lo maravilloso de la competitividad bien entendida, ya que nada hay que llene de ardor los corazones humanos que el deseo de ser los primeros.
Blue Origin Reaches Another Milestone: Reusable Rocket Launches and Lands Safely
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